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CAPÍTULO 2: Región Sur de Santa Fe

2.1.  Eco-Regiones del Sur de Santa Fe

 

2.1.1. Regiones Nodales

 

              Administrativamente, a partir del año 2008, la provincia de Santa Fe se encuentra dividida en cinco regiones nodales dentro del marco del Plan Estratégico Provincial. Esta reorganización permitió introducir una nueva escala de proximidad en busca de una gestión más eficiente del territorio y el desarrollo de programas y proyectos tanto en lo económico, como en lo social y lo ambiental. La Región Sur de Santa Fe comprende la Región 5 en su totalidad y gran parte de la Región 4.

 

              Región 4: Nodo Rosario. Se trata de una Región de vital importancia en la que confluyen las principales vías de comunicación del país, que junto con su capacidad instalada en industria, manufacturas y terminales portuarias hacen de ella un centro neurálgico [Biasatti, 2016].

 

              Región 5: Nodo Venado Tuerto. Se trata una región de gran impulso agroindustrial, posee un clima y suelo que permiten el desarrollo agrícola haciendo de la región un gran polo de innovación y desarrollo vinculado a la producción primaria. También se caracteriza por su significativa contribución a la fabricación de maquinaria agrícola [Biasatti, 2016].

A su vez dentro de la provincia podemos encontrar al menos cuatro Regiones Naturales bien distintivas:

  • En el extremo sur de la Provincia, la Pampa Húmeda, continuación natural del ecosistema que se extiende también por las provincias de La Pampa, noroeste de Buenos Aires y sureste de Córdoba.

  • En el extremo norte de la Provincia, la región Chaqueña, más seca y caracterizada por mayor presencia de bosques leñosos.

  • En el centro de la Provincia, la Zona Transicional que presenta características tanto del ambiente chaqueño como del pampeano.

  • A lo largo de la margen oriental de la Provincia, la Región de Delta e Islas del Río Paraná.

 

              La mayor parte del territorio de la Región Sur de Santa Fe se ubica dentro de la Pampa Húmeda con excepción del extremo norte que se encuentra dentro de la Zona Transicional.

 

           

2.1.2. Regiones Naturales

 

Contexto histórico

 

              La Región Sur de Santa Fe y sus alrededores han sufrido procesos de transformación tan profundos desde hace ya varias décadas que hoy en día es difícil determinar con precisión la composición originaria de sus comunidades de flora y fauna. Podemos conocer su clima y hasta cierto punto las características de sus suelos. Sólo quedan pequeños parches del ecosistema original a la vera de los ríos y arroyos y en porciones del territorio ocupadas por lagunas u otros cuerpos de agua, pero nada ha quedado de los pastizales originales ya que toda fracción del terreno cuyas tierras tengan algún grado de aptitud para el cultivo han sido cultivadas en algún momento. Es cierto también que hoy existen en la Región algunos sectores destinados a la conservación del paisaje y el ecosistema natural, pero no se trata de áreas vírgenes, sino de terrenos que han sufrido previamente todo tipo de transformaciones antrópicas y que actualmente se encuentran en proceso de restauración.

 

              Históricamente los procesos de transformación del ecosistema estuvieron ligados a la producción agrícola-ganadera y tuvieron inicio a fines del siglo XIX a partir de la ocupación de tierras por parte de inmigrantes, principalmente de origen europeo. Las comunidades originarias de esta Región, en el período pre-colonial, no practicaban la agricultura, sino que se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección. Por ello es que desde el principio, y a medida que se expulsaba a los pobladores nativos, la transición hacia un territorio dominado por la agricultura se llevó a cabo a través de tecnologías importadas y masificando el uso de especies no pertenecientes a este ecosistema. La consecuencia de ello fue una relación con la tierra netamente productivista, ligada casi exclusivamente a la extracción [Biasatti, 2016].

 

              Las décadas de 1960 y 1970 trajeron cambios aún más profundos a los modelos agropecuarios existentes a través de lo que se llamó la revolución verde: un modelo de producción basado en la introducción de cultivos de alto rendimiento. El modelo buscaba aumentar la eficiencia en la producción de granos, provocando una rápida expansión de variedades generadas por fitomejoradores y llevando a profundos cambios en la forma de producción de alimentos [Biasatti, 2016].

 

              La introducción de variedades de cultivos identificados con la propuesta de la “revolución verde”, fueron vistos y aceptados ampliamente por los productores por ser percibidos como un progreso técnico, aunque en pocos casos se analizó profundamente que el hecho de aumentar la producción tenía su contraparte en el aumento real de los costos generados por la necesidad de una mayor cantidad de insumos y tecnologías costosas, menos aún se tuvieron en cuenta las externalidades ocasionadas por los impactos socio-ambientales [Biasatti, 2016].

 

              Años más tarde, las consecuencias a mediano y largo plazo se han encargado de demostrar que la “revolución verde” no constituyó la llave de acceso a ningún proceso real de desarrollo sostenido.    Se trató de un fenómeno en el cual la mezcla de intereses privados y públicos derivó en mecanismos de imposición directa o indirecta por parte de las empresas productoras que se escudaban tras el benevolente objetivo de aumentar la producción de alimentos para afianzar un modelo que a fin de cuentas tuvo escasa relación con los programas nacionales de planificación para el uso de suelos y otros recursos [Biasatti, 2016].

 

              Sin embargo, lejos de aprender de las lecciones del pasado, hoy en día volvemos a repetir nuestros errores y estamos en los inicios de una nueva revolución verde, basada esta vez en la apropiación de los genes y proteínas de aquellas especies de mayor interés agronómico. Esta nueva irrupción de especies genéticamente modificadas impide cualquier tipo de manejo local, asegurando que el productor año tras año deba necesariamente comprar tanto las semillas como los insumos si quiere seguir permaneciendo dentro del sistema de producción [Biasatti, 2016].

La Pampa Húmeda

 

              Esta región natural abarca la mayor parte de la Región Sur de Santa Fe. Se caracteriza por un terreno de ondulaciones suaves, dominancia de pastizales y abundancia de cuerpos de agua, alrededor de los cuales es posible encontrar algunas especies arbóreas.

 

              Los cuerpos de agua característicos de la zona, aunque en general pueden considerarse de tamaño pequeño, son numerosos. Algunos de ellos son lagunas naturales, como las lagunas de Melincué, El Hinojo y La Picasa y otros han sido de alguna forma creados luego de la ejecución de obras de canalización o de prácticas de manejo inadecuadas que han afectado las capacidades de retención o escurrimiento de los suelos.

 

              Originalmente la región presentaba una importante biodiversidad que hoy sólo puede prosperar en sitios puntuales en los que lagunas, cañadas y arroyos han logrado poner un freno al avance de la frontera agropecuaria, que por otro lado, se ha expendido sobre casi todo terreno libre de agua.

 

              Respecto de las especies vegetales podemos encontrar varios microsistemas definidos por la distancia a los cuerpos de agua. Los ambientes perilagunares se caracterizan por un gradiente que puede describirse en el sentido de la pendiente en cuya dirección las comunidades vegetales van variando desde los pastizales diversos (principalmente flechillares) hacia las especies más hidrófilas (principalmente juncales) [Biasatti, 2016]. A su vez, la composición de las comunidades vegetales hidrófilas está fuertemente asociada a las características químicas del agua, ya que algunos cuerpos lóticos y lénticos son de agua dulce, mientras que otros presentan una importante salobridad, lo cual posibilita el desarrollo de especies más halófitas (como la tuna) tanto en el ambiente acuático como en su entorno. También es frecuente la aparición de algunas especies arbóreas en las cercanías a los cuerpos de agua, los más frecuentes son el tala, el chañar, el sina-sina y algunos ombúes y algarrobos.

 

              La fauna que actualmente podemos encontrar en la Región está también asociada fuertemente a los cuerpos de agua. Hay una importante presencia de anfibios, como la rana y la culebra verde y comunidades de peces de tamaño pequeño, como las mojarras, las tachuelas y las madrecitas de agua. El lagarto overo es el reptil más comúnmente hallado y respecto a los mamíferos es posible encontrar especímenes de zorros, hurones, cobayos, comadrejas y otros roedores. Los mamíferos de mayor porte como el Venado de Las Pampas, el gato montés y el puma están prácticamente extintos en el área. Las aves son tal vez el grupo que ha prosperado con mayor éxito gracias a los espacios lagunares, ya que es posible encontrar importantes comunidades de teros, lechuzas, chimangos, benteveos, carpinteros, horneros, tordos, jilgueros, entre otros; así como numerosas especies de aves acuáticas como  el martín pescador, la garza, la cigüeña, el flamenco y varias especies de pato.     

 

              La región cuenta con tres Áreas Naturales Protegidas (ANP), ellas son: la Reserva Municipal Isla del Sol, ubicada en el departamento de Constitución, la Reserva Privada de Usos Múltiples Laguna de Melincué que forma parte de un sitio RAMSAR y parte del Corredor Biológico de la Autopista Rosario-Santa Fe.

 

 

Espinales Pampeanos de la Zona Transicional

 

              Esta región natural constituye una zona de transición entre las planicies subtropicales chaqueñas y las templadas de la pampa y se extiende por la porción central de la provincia de Santa Fe. La principal característica que la distingue de la pampa húmeda es una mayor presencia de especies arbóreas.  

 

              Hoy en día queda poco y nada del ecosistema original, pero aún es posible distinguir algunos relictos de bosque de escasa extensión, generalmente a la vera de ríos y arroyos. Entre las especies arbóreas más frecuentes pueden mencionarse el quebracho blanco, el algarrobo, el chañar, el aromo y el cina cina, los últimos tres más asociados a zonas deprimidas con suelos salinos. También encontramos en esta zona pastizales de flechillares que pueden circundar los segmentos boscosos o dispersarse de forma independiente. La biodiversidad vegetal y faunística es aún similar a la encontrada en la pampa húmeda.

 

              La región cuenta con dos Áreas Naturales Protegidas (ANP): la Reserva Hídrica Natural Río Carcarañá y parte del Corredor Biológico de la Autopista Rosario-Santa Fe.

 

 

2.1.3. Áreas Naturales Protegidas

 

Sitio Ramsar “Humedal Laguna de Melincué”

 

              El 26 de noviembre de 1998 se hace efectiva la creación del “Área de Planificación Estratégica Ambiental del Humedal de la Laguna de Melincué” a través de la Ley N° 11.634 con el objetivo de posibilitar la preservación del área. Casi diez años después, el 24 de julio de 2008, de declara Humedal de Importancia Internacional, registrado bajo el número 1.785 en el marco de la Convención Ramsar, dedicada a la preservación de humedales.

 

              La laguna cuenta con una superficie que promedia los 110 km2 (variable a causa de las temporadas de lluvias o sequías), la superficie total de su cuenca de aporte tiene una extensión de 1.495 km2. La Reserva de Usos Múltipes comprende la Laguna de Melincué, sus islas y una porción del territorio perilagunar demarcado por una línea de margen coincidente con la cota altimétrica de 85 m.s.n.m. que, de hecho, puede quedar totalmente bajo agua en temporadas de lluvia abundante. Por otro lado, la subcuencua que es objeto de conservación dentro del sitio Ramsar es mucho mayor, alcanzando un total de 678 km2.

 

              Se trata de una cuenca endorreica por lo que toda el agua precipitada en su superficie escurre hacia la laguna, por este motivo la laguna constituye un cuerpo de agua de tipo léntico, es decir, un cuerpo de agua cerrado o estancado, que permanece sin fluir. En el interior de la cuenca fluye una variedad de pequeños cauces (cuerpos lóticos) de poca magnitud que aportan a la laguna.

 

              Las aguas de la Laguna de Melincué son extremadamente salobres y incluso presentan elementos químicos poco frecuentes en la región que confieren al sistema de características únicas, los cuerpos lóticos que acumulan las aguas de lluvia y vierten dentro de la laguna tienen una menor salobridad lo cual genera una serie de gradientes ambientales que se manifiestan en el desarrollo de microsistemas a nivel de la biota. Desde el punto de vista ecosistémico la zona ofrece un altísimo valor permitiendo la prosperidad de especies autóctonas ya desaparecidas en el agroecosistema circundante, a la vez que ofrece un espacio para la realización de actividades turísticas y recreativas.

 

 

Reserva Hídrica Natural “Río Carcarañá”

 

              En el año 2012, a través del Decreto N° 1579/12, se crea la Reserva Hídrica Natural “Río Carcarañá” que abarca el curso de agua y una franja de 300 metros a cada lado y se extiende desde su ingreso en la provincia, al norte del municipio de Arteaga, hasta su desembocadura en el sistema del Río Paraná a la altura de Puerto Gaboto.

 

              Se trata de un río que discurre como río de llanura, pero arrastra algunos rasgos de la zona de las sierras centrales de las que proviene dado que es caudaloso y sus aguas corren con una turbulencia considerable.

 

              Sus márgenes presentan una alternancia entre lomadas y depresiones y es frecuente la presencia de barrancas. Estas variaciones permiten el desarrollo de diversos microsistemas. Las zonas más bajas presentan un mayor desarrollo de gramíneas, sobre todo de flechillas, y las zonas inundables permiten la colonización de comunidades hidrófilas que se desarrollan en forma transitoria siguiendo los regímenes hídricos. Las zonas más elevadas dan lugar a la proliferación de especies leñosas propias del ecosistema espinal como el tala, el chañar, el cina cina y el algarrobo.

 

              Esta reserva constituye un importante corredor biológico ya que permite la conectividad y facilita el flujo entre los ecosistemas de las sierras y el sistema Paraná para muchas especies que no pueden atravesar las áreas productivas. Es un recurso que se vuelve absolutamente imprescindible en un contexto de alta antropización que ya no permite la supervivencia de especies espontáneas [Biasatti, 2016].

 

Paisaje Protegido “Corredor Biológico de la Autopista AP-01 Rosario-Santa Fe”

 

              Fue creado como un corredor biológico asociado a la concesión vial de la Autopista Rosario-Santa Fe y en el año 2014 se formalizó su institucionalidad dentro del Sistema Provincial de Áreas naturales Protegidas por medio del Decreto N° 1723/14. El corredor consta de dos franjas continuas de 156 Km de longitud y ancho variable, una a cada lado del trazado vial de la Autopista Provincial AP-01 Brigadier Estanislao López entre las ciudades de Rosario y Santa Fe.

 

              La implementación de un corredor de estas características constituye una experiencia piloto, pionera en el país. Históricamente ha habido una tendencia hacia el uso de las banquinas con fines productivos y casi la totalidad de las actividades de siembra en banquina se consolidaron de manera informal, constituyéndose en una intrusión del espacio público por parte de privados para su propio beneficio. Por tal motivo, en marzo del año 2011, el Comité Interministerial de Salud Ambiental logró implementar una medida específica que regula el uso de banquinas para fines específicos de conservación de la biodiversidad.

 

              El corredor biológico se entiende a través de las dos regiones naturales del sur santafecino: desde el Km 0 hasta el Km 95 atraviesa la Pampa Húmeda, y desde el Km 95 hasta el Km 156 atraviesa el Espinal Pampeano. Probablemente la función más importante que cumple este corredor es el de la conectividad, dado que se trata de un espacio territorial longitudinal con orientación norte-sur y en su trayectoria interseca numerosas cuencas hidrográficas que, por la topografía propia de la región, se desplazan mayoritariamente en sentido oeste-este.

 

              El origen de este corredor tuvo lugar en un terreno altamente disturbado ya que la banquina fue objeto de diferentes intervenciones en relación a la construcción de la Autopista. Inicialmente el paisaje presentó un predominio de formas biológicas del tipo estratega que favorecieron una rápida colonización y contribuyeron a la formación del suelo, lo cual favoreció una paulatina sustitución hacia especies más especializadas y longevas permitiendo un aumento en la diversidad biológica.

 

              Hoy en día, los resultados obtenidos dan cuenta del éxito de la recuperación de especies propias de la región que estaban prácticamente desaparecidas en el entorno, lo cual demuestra la impresionante capacidad de resiliencia de este sistema y alienta a esperar resultados significativos. En su conjunto el sistema ha adquirido una autonomía funcional que señalaría para esta primera instancia piloto una gran capacidad de “cicatrización” y una rápida progresión hacia comunidades locales representativas de la ecoregión de pertenencia [Biasatti, 2016].

 

 

Reserva Municipal “Isla del Sol”

 

              Se trata de una reserva de administración municipal ubicada dentro del municipio de Villa Constitución y fue creada en el  año 1993 por medio de la Ordenanza N° 1402/93 con el objetivo de recuperar esta zona del río Paraná que había sido convertida en un basural y restablecer sus atributos naturales.         

 

              Curiosamente, aunque se trata de una formación de tipo isleña, cuenta con una conexión física con la costa, lo que permite el ingreso por vía terrestre. La Reserva tiene una superficie de aproximadamente 200 hectáreas y cuenta con una amplia biodiversidad, representativa de la ecoregión del Delta e Islas del Paraná. Alberga un gran abanico de comunidades vegetales, desde las especies arbóreas típicas del sistema islero, como el sauce, el aliso de río y el seibo hasta las especies más ligadas a cuerpos de agua como juncos y camalotes. Tiene una gran abundancia en fauna avícola, como el martín pescador, el hornero, el tero, el benteveo y el biguá. En sus costas en posible encontrar numerosas especies de peces típicos del río Paraná, es frecuente encontrar especímenes de dorado, sábalo, boga y algunas palometas.

 

              Su proximidad a la localidad de Villa Constitución puede verse como una fortaleza, porque puede constituirse como un espacio para esparcimiento, recreación y otras formas de apreciación de la naturaleza, pero también puede verse como una amenaza, sobre todo por la presencia de algunos emprendimientos pecuarios de escasa formalidad instalados sobre sus límites que pudieran expandirse ocupando parte de la superficie de la reserva [Biasatti, 2016].

 

2.1.4. Monumentos Naturales

 

              La figura de “Monumento Natural” fue gestada por la Convención para la Protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales que tuvo lugar en Washington en el año 1940, según la cual es posible designar como Monumento Natural a un área natural o a una especie que por su rareza o singularidad fuera merecedora de dicha categoría [Biasatti, 2016]. En la Provincia de Santa Fe se definió la figura de Monumento Natural como una categoría dentro del Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas bajo la Ley 12.175, según la cual los Monumentos Naturales son los sitios, entidades biológicas, ambientes naturales y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de relevante o singular importancia científica, estética o cultural, declarados como tales por nomas especiales y a los cuales se les acuerda protección absoluta. Son inviolables, no pudiendo realizarse en ellos actividad alguna con excepción de visitas guiadas que garanticen el principio de intangibilidad absoluta, inspecciones oficiales o investigaciones científicas permitidas por la Autoridad de Aplicación con relación a los objetos de conservación establecidos para el caso [Biasatti, 2016].

 

              En el mes de octubre de 2003 se sanciona la Ley N° 12.182 por la cual se declara al Aguará Guazú y al Venado de las Pampas como Monumentos Naturales Provinciales con el objetivo de proteger y posibilitar la recuperación poblacional de ambas especies, para ello la Ley establece

-  La total y permanente veda de su caza

- La expresa y absoluta prohibición de su captura, entendiendo por captura: acosamiento, persecución, tenencia, tránsito o comercialización de especímenes vivos o muertos.

-  El decomiso de las especies aprehendidas.

 

Venado de las Pampas

 

              El Venado de las Pampas es un cérvido que históricamente ocupaba una gran área de distribución en América del Sur. Hoy en día aún es posible hallar especímenes de esta especie en Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil pero ya no como una gran zona de distribución sino en pequeñas comunidades aisladas unas de otras.

 

              En Argentina se estima que sólo quedan entre 1.195 y 3.450 individuos repartidos en cuatro poblaciones aisladas en las provincias de Corrientes, San Luis, Buenos Aires y Santa Fe, siendo la población de Santa Fe una de las más pequeñas, estimada entre 45 y 90 ejemplares. Dentro de la provincia de Santa Fe la población de Venados de las Pampas se encuentra mayormente dentro de una estancia del Departamento de Vera con un área de ocupación de alrededor de 225 Km2.

 

              Las principales amenazas que afronta el Venado de las Pampas son la caza ilegal, principalmente ejercida por pobladores rurales que hacen uso de su carne y su cuero, y el avance de la frontera agrícola, mayormente por parte de actividades ganaderas que, a causa de los movimientos de hacienda, presencia de personas y perros provocan alto estrés y alteraciones en el comportamiento de los Venados. 

 

              De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Venado de las Pampas a nivel global alcanza la categoría de Especie Cercana a la Amenaza, sin embargo la situación de las poblaciones en Argentina es más comprometida, por lo cual nacionalmente está categorizada como Especie En Peligro. A su vez el caso de la población de Santa Fe, por su pequeño tamaño y alto grado de aislamiento, ha sido categoriza como Especie En Peligro Crítico [Biasatti, 2016].

 

              En la actualidad rige el Plan Nacional de Conservación del Venado de las Pampas (Resolución 340/11), sin embargo la realidad indica que las acciones de conservación enfocadas a la preservación de esta especie no han sido realmente efectivas. La supervivencia a futuro de la población de Venados sólo será posible trabajando intensamente sobre la población relictual, siendo, en este caso en particular, la creación de un Área Protegida casi la única salida realista para protegerla [Biasatti, 2016].

 

Aguará Guazú

 

              Es un cánido autóctono de América del Sur con presencia de poblaciones en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Perú. Históricamente en Argentina una gran porción del norte y centro del país, hoy en día puede encontrárselo en una región del noreste comprendida por las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco, norte y centro de Entre Ríos, norte y centro de Santa Fe, este de Santiago del Estero, noreste de Córdoba. Las poblaciones que antiguamente se extendían hasta las provincias de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, San Juan, Catamarca y La Rioja se encuentran actualmente extintas.

 

              En la provincia de Santa Fe se desconoce el tamaño real de la población Aguará Guazú, pero se sabe que su presencia es más frecuente en el norte, más escasa en el centro (eventualmente encontrado en las cañadas y cuencas de arroyos del centro provincial) y es poco habitual en el sur.

 

              Las principales amenazas que afronta el Aguará Guazú son la caza o captura y la pérdida o fragmentación de su hábitat cuya principal causa es un patrón de desarrollo basado en la sustitución de ecosistemas por modelos de agricultura industrial en expansión, especialmente ciertos emprendimientos ganaderos que han realizado canalizaciones de ciertos humedales, estas obras han provocado un incremento en el impacto de las sequías y por consecuencia afectaron negativamente a las poblaciones de esta especie causando severas mortandades [Biasatti, 2016].

 

              A nivel global la UICN dio al Aguará Guazú la categoría de Cercano a la Amenaza, por considerar que sus poblaciones se encuentran en disminución pero aún no a un ritmo suficiente como para considerarlo en peligro de extinción. Argentina originalmente lo había categorizado como Especie Vulnerable, pero en el año 2000 fue recategorizado como Especie En Peligro. Respecto a la situación de la especie a nivel provincial la categoría asignada fue la de Especie Vulnerable [Biasatti, 2016].

2.2.  Uso de Suelos

 

              Los distintos usos que se dan al total de las superficies que componen una región dependen primeramente de las aptitudes y características propias de cada tipo de suelo que la conforman y, en segundo lugar, dependen también del ordenamiento territorial que el Estado planificó tomando como referencia (en gran medida) estas aptitudes. En la provincia de Santa Fe el territorio está dividido en diferentes categorías de acuerdo a la capacidad productiva de sus suelos para la producción de los cultivos agrícolas climáticamente adaptados y para los niveles tecnológicos predominantes, sin considerar los riesgos de degradación de los suelos y otros recursos (se evalúan las limitaciones actuales por erosión o salinización, pero no las potenciales). [Giorgi et al, 2014]   

 

              Las categorías se determinan en base a las "tierras predominantes" que condicionan el uso de una unidad delimitada. Casi todas las unidades resultantes incluyen tierras de diferente aptitud y se admite hasta un 30% de inclusiones; si se supera este umbral, la unidad se califica indicando las clases de tierra más representadas. [Giorgi et al, 2014]

 

 

Descripción de las categorías


A.- Áreas en las que predominan tierras de aptitud productiva alta (riesgo productivo bajo): Son tierras sin riesgo de inundación/anegamiento o encharcamiento generalizado. Los suelos presentan pocas limitaciones. Se admiten tierras con erosión ligera. Con manejo adecuado pueden obtenerse rendimientos altos. La falta de piso afecta sólo en casos excepcionales a la realización de las labores. 


B.- Áreas en las que predominan tierras de aptitud productiva media (riesgo productivo medio).

B1.- Aptitud productiva media-alta: Tierras sin riesgo de inundación/anegamiento y con bajo riesgo de encharcamiento. Más del 30% de la superficie está ocupada por suelos con limitaciones moderadas (drenaje imperfecto, epipedones ócricos, erosión actual, etc.). Con manejo adecuado pueden obtenerse rendimientos medios a altos. Con baja frecuencia las labores no pueden realizarse oportunamente por falta de piso. 

B2.- Aptitud productiva media/baja: Tierras sin riesgo de inundación/anegamiento (o excepcional) y con moderado riesgo de encharcamiento. Más del 30% de la superficie está ocupada por suelos con limitaciones severas (drenaje pobre, sodicidad moderada, epipedones ócricos, erosión actual, etc.).  Con manejo adecuado pueden obtenerse rendimientos medios a bajos. No se recomienda el uso agrícola continuo. Con moderada frecuencia las labores no pueden realizarse en el momento oportuno por falta de piso.

C.- Áreas en las que predominan tierras de aptitud productiva baja (riesgo productivo alto): Son tierras con riesgo de inundación/anegamiento bajo y/o alto riesgo de encharcamiento. Más del 50% de la superficie está ocupada por suelos con limitaciones severas y muy severas (drenaje pobre, sodicidad fuerte, salinidad, epipedones ócricos, erosión actual, etc.). No se recomienda el uso agrícola de estas tierras. Es posible la implantación de pasturas resistentes a las condiciones edáficas mencionadas.

D, E y F.- Áreas en las que predominan tierras de aptitud productiva muy baja o nula (riesgo muy alto): El uso está normalmente restringido al aprovechamiento de los pastizales naturales.

D.- Riesgo de inundación/anegamiento moderado y encharcamientos frecuentes y prolongados. Más del 50 % de la superficie está ocupada por suelos con limitaciones muy severas. (Drenaje muy pobre, sodicidad y salinidad muy fuertes, epipedones ócricos, erosión actual, etc.).

E.- Riesgo de inundación/anegamiento alto. Corresponde generalmente a sectores deprimidos donde se concentran las aguas durante períodos prolongados. 

F.- Riesgo de inundación/anegamiento muy alto. Corresponde a los planos de inundación de arroyos, cañadas, etc. 

G.- Cuerpos de agua permanentes o semipermanentes (cauces y lagunas).

             En el siguiente cuadro podemos ver las superficies correspondientes a las distintas categorías de suelo de acuerdo a su capacidad productiva tanto para la Región Sur de Santa Fe como para la Provincia y podemos ver también del total provincial de los suelos pertenecientes a cada categoría cual es el porcentaje que pertenece a la región.

Tal como vimos en el Capítulo 1, estos datos nos hablan de la altísima productividad de esta Región que, ocupando un 21% del territorio provincial, alberga más del 55% de sus tierras de alta aptitud productiva y cerca del 27% de sus tierras de aptitud productiva media. A su vez vemos que más del 50% de las tierras ocupadas por cuerpos de agua se encuentran en esta zona y solo cuenta con un 0.66% del cordón isleño provincial.

 

              Sobre estos datos podemos realizar dos tipos de interpretaciones.

1. Podemos comparar la distribución de las diferentes categorías de suelo a nivel provincial y a nivel regional:

 

  • En la región más de la mitad de las tierras tienen una alta capacidad productiva, mientras que a nivel provincial poco más de una quinta parte de las tierras corresponde a esta categoría.

 

  • Si tenemos en cuenta la suma de tierras de capacidad productiva alta y media, estas corresponden a poco más de un 80% de las tierras a nivel regional, mientras que a nivel provincial este valor es poco menos del 40%.

 

  •  Respecto a las tierras de capacidad productiva muy baja o nula, estas corresponden a solo un 3.65% de las tierras a nivel regional, pero a nivel provincial estamos hablando de más de un 30% de las tierras, lo cual representa una superficie mayor que la ocupada por los siete departamentos que conforman la Región Sur de Santa Fe (21% de la superficie provincial).

2. Podemos comparar la distribución de las diferentes categorías de suelo a nivel regional con la ocupación de suelos de la Región:

 

  •  El 89,55% de la superficie total de la región está ocupada por emprendimientos agropecuarios. Si “superponemos” ambos gráficos veremos que el total de suelos de capacidad productiva alta, media y baja (56.97%, 23.08% y 9.86% respectivamente) están ocupados por emprendimientos agropecuarios.

  • De la superficie total de la región, sólo un 10.45% no se encuentra ocupado por emprendimientos agropecuarios. Si comparamos ambos gráficos veremos que este porcentaje corresponde a la suma de las tierras de capacidad productiva muy baja o nula (3.65%), las tierras ocupadas por cuerpos de agua (4.39%), las tierras ocupadas por el cordón isleño (0.25%) y finalmente las tierras ocupadas por asentamientos urbanos (1.82%).

Podemos deducir de este último análisis que prácticamente todas las tierras de la Región con algún grado de capacidad son aprovechadas (vale también decir ocupadas) por emprendimientos agropecuarios. Las únicas zonas naturales que quedan en la región son, convenientemente, aquellas ubicadas en zonas de anegamiento frecuente y aquellas ocupadas por cuerpos de agua. Se trata de pequeños oasis en medio de un mar de cultivos en donde unos pocos ejemplares de la fauna y flora local encuentran un rincón en el cual prosperar.

2.3.  Superficies sembradas y principales cultivos.

             

              Cerca del 90% de los suelos de la Región Sur de Santa Fe se encuentran ocupados por algún tipo de Emprendimiento Agropecuario (EAP), esto representa un total de 2.467.821 hectáreas, de las cuales unas 2.381.050 hectáreas (un 96.48%) se encuentran ocupadas por cultivos y tan sólo 86.771 hectáreas (un 3.52%) corresponden a otro tipo de emprendimientos, como cría de animales, feedlots, tambos y otros.

 

              Del total de las superficies ocupadas por cultivos, 1.665.150 hectáreas, lo que representa casi un 70% del total, corresponden al cultivo de Soja.  En el siguiente cuadro se describen en orden de importancia los cultivos de la Región [SIIA, 2016].

SOJA

 

              La soja es una legumbre de ciclo anual que alcanza una altura de entre 0.5 y 1.5 metros, posee vainas cortas que contienen en su interior entre uno y cuatro granos oleaginosos con un 20% de aceite. Como toda leguminosa tiene la capacidad de capturar del suelo todo el nitrógeno que necesita gracias a sus nódulos en los cuales se desarrollan bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico [Ridner, 2006].

 

              Es una especie originaria del norte y centro de China, por siglos ha sido considerada un alimento básico en las dietas de los pueblos orientales. Ya desde el año 3.000 AC los chinos la consideraban una de las cinco semillas sagradas (junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo). Sin embargo la gran expansión de la soja no se dio hasta la primera mitad del siglo XX, cuando Estados Unidos comenzó a cultivarla [Ridner, 2006].

 

              En la actualidad Estados Unidos lidera el mercado mundial con una producción de unas 107 millones de toneladas en su última campaña. En segundo lugar se encuentra Brasil, son una producción anual que ronda las 96.5 millones de toneladas y en tercer lugar se encuentra Argentina con una producción anual de más de 56 millones de toneladas [INTL, 2016].

 

              Los primeros cultivos de soja en Argentina se hicieron en el año 1862, pero en aquel entonces no tuvieron mucho éxito entre los productores locales. Recién en la década de 1970 la producción comenzó a incrementarse notablemente y continuó creciendo en las décadas posteriores con algunos altibajos debidos a fluctuaciones tanto en el mercado internacional como en la economía interna.

 

              En el año 1996 Argentina se convierte en el primer país en incursionar en la utilización de soja genéticamente modificada gracias al ingreso al mercado nacional de un producto que marcaría un punto de inflexión en el campo argentino: la semilla de soja transgénica comercialmente conocida como “RR” (sigla en inglés que significa “Roundup Ready”). La característica por la cual la semilla “RR” difiere de la semilla de soja original es que esta fue alterada genéticamente para resistir al glifosato, un potente herbicida que arrasa con todo lo que crece, excepto con esta semilla. A raíz de esta innovación surge lo que se conoce como el paquete tecnológico que consta de la convinación de tres elementos: la semilla transgénica RR (producida por la multinacional Monsanto), el herbicida Glifosato (también producido por la multinacional Monsanto) y la siembra directa mecanizada.

 

              El nuevo paquete tecnológico se difundió rápidamente dando lugar a una reconfiguración productiva cuyo resultado, a simple vista, fue un importante incremento en la producción de granos acompañado de una expansión del área sembrada desde 6 millones de hectáreas en el año 1995 hasta más de 19 millones en la actualidad [SIIA, 2016] lo cual nos ha llevado a establecernos como el tercer productor a nivel mundial. Esto último fue acompañado por nuevas inversiones en la industria de la molienda lo cual reforzó este modelo traccionado por la demanda internacional [Bisang et al, 2005].

 

              Hoy en día la soja representa el rubro de exportación de mayor incidencia en el Producto Bruto Agropecuario del país y es a su vez el mayor generador de divisas [Ridner, 2006]. Sin embargo no podemos ignorar el evidente costo de esta transformación, la profunda dependencia que nuestra matriz productiva guarda con una única empresa multinacional, aquella que ha patentado el ADN de las semillas que hemos elegido cultivar y que a su vez nos provee de los agroquímicos necesarios para hacer crecer estas semillas, imponiéndonos una tecnología en particular que resulta efectiva desde el punto de vista productivo, pero despiadada desde todos los otros puntos de vista, el modelo actual tiene incontables impactos ambientales, está haciendo estragos en la salud de las personas que trabajan en contacto con estos agroquímicos, que viven en las cercanías de las áreas sembradas y fumigadas o que consumen alimentos químicamente contaminados, a la vez que afecta el desarrollo económico, social y cultural rural, ya que esta transformación de agricultura a agroindustria se impone sobre las tecnologías tradicionales, los intentos de cultivo orgánico, la independencia que algunos pequeños productores pretenden alcanzar con el uso de semillas originales. 

 

 

Exigencias edafoclimáticas de la Soja

 

              La soja no es muy exigente en suelos muy ricos en nutrientes como lo son los de esta Región. Se desarrolla en suelos neutros o ligeramente ácidos. Con un pH de 6 hasta la neutralidad se consiguen buenos rendimientos. Es especialmente sensible a los encharcamientos del terreno, por lo que en los de textura arcillosa con tendencia a encharcarse no es recomendable su cultivo. Si el terreno es llano, debe estar bien nivelado, para que el agua no se estanque en los rodales. Sin embargo, es una planta que requiere mucha agua, por lo que en los terrenos arenosos deberá regarse con frecuencia. La soja es algo resistente a la salinidad [Infoagro 2016].

              Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la soja están comprendidas entre los 20 y 30º C, siendo las temperaturas próximas a 30º C las ideales para su desarrollo. El crecimiento vegetativo de la soja es pequeño o casi nulo en presencia de temperaturas próximas o inferiores a 10º C, quedando frenado por debajo de los 4º C. Sin embargo, es capaz de resistir heladas de -2 a -4º C sin morir. Respecto a la humedad, durante su cultivo, la soja necesita al menos 300 mm de agua, que pueden ser en forma de riego o bien en forma de lluvia en aquellas zonas templadas húmedas donde las precipitaciones son suficientes, como es el caso de la Región Sur de Santa Fe [Infoagro 2016].

 

Uso de Agroquímicos

 

              Existen dos tipos de agroquímicos que se utilizan en los cultivos: aquellos destinados al control de plagas y aquellos destinados a aumentar la fertilidad de los suelos.

  • Control de malas hierbas

              La soja es una planta poco agresiva y por lo tanto muy sensible a la competencia durante las fases iniciales de su desarrollo. Las especies invasoras son especies espontáneas que surgen en los cultivos y compiten con la soja por el agua, la luz y los elementos nutritivos, ocasionando posteriormente dificultades para la recolección mecánica del grano y perjudicando la calidad final del producto. Si bien existen diversas técnicas para controlar el crecimiento de estas especies invasoras, el control químico es el más utilizado. Las materias activas más empleadas son trifluralina, etalfluralina, alacloro y linurón. Son sustancias de aplicación en presiembra, y que se emplearán según las indicaciones del fabricante. También se pueden realizar aplicaciones postsiembra, con una mezcla comercial de alacloro y linurón, disueltos en riego por aspersión [Infoagro 2016].

  • Abonado

              Las cantidades de fertilizantes a emplear en un cultivo de soja dependen del tipo de suelo y de cómo se abonó el cultivo precedente, sin embargo las aplicaciones en suelos de la provincia de Santa Fe suelen guardar relación con las siguientes proporciones:

              En la práctica normalmente las semillas de soja se inoculan con bacterias nitrofijadoras, con lo cual es posible evitar o disminuir el abono con nitrógeno. Sin embargo, las bacterias no pueden aportar el nitrógeno suficiente para lograr altas producciones por lo que suele añadirse algo de nitrógeno de fondo o en cobertera si el cultivo lo necesita.

              Aunque la soja es más tolerante a la acidez que otras leguminosas, es conveniente realizar un encalado en los suelos pobres en cal, ya que se aumentará el rendimiento en grano y las bacterias se desarrollarán mejor. Otra cosa que es importante tener en cuenta a la hora de determinar la cantidad de fertilizantes que deben agregarse al suelo es que cada tanda de soja sembrada y cosechada va a extraer una cierta cantidad de nutrientes del suelo. La extracción de elementos de una cosecha de soja de rendimiento equivalente a unos 3000 kg/ha, pueden cifrarse en aproximadamente 300 kg/ha de N, 60-80 kg/ha de P2O5 y 100-120 kg/ha de K2O [Infoagro 2016].

Superficies sembradas de Soja

 

         La Argentina posee un total de 19.8 millones de hectáreas sembradas de Soja que se distribuyen en áreas categorizadas como principales o secundarias de acuerdo a los rendimientos que presenta cada región. La Región Sur de Santa Fe se encuentra en el corazón de la principal área productora [SIIA, 2016].

 

              La Región Sur de Santa Fe tiene un total de 1.665.150 hectáreas sembradas con Soja, lo que representa un 52% del total de las hectáreas sembradas con Soja en la provincia de Santa Fe. El departamento General López es el que mayor cantidad de hectáreas sembradas con Soja posee [SIIA, 2016].

Fuente de la imagen: http://www.intagro.com/mapas/arg_soja.asp

TRIGO

 

            El Trigo fue una de las primeras especies vegetales a partir de las cuales el hombre comenzó a desarrollar la agricultura, esta evolución cultural tuvo lugar hace más de 12.000 años con las primeras formas de trigo recolectadas por el hombre del tipo Triticum monococcum y T. dicocccum, caracterizadas fundamentalmente por tener espigas frágiles que se disgregan al madurar. El origen del actual trigo cultivado se encuentra en Medio Oriente, en la región asiática comprendida entre los ríos Tigris y Eufrates, habiendo numerosas gramíneas silvestres comprendidas en este área [Infoagro, 2016]

              La producción mundial de Trigo está encabezada por China, con un aporte del 16,7% del volumen recolectado a nivel mundial. A continuación se ubican India (12,4%), Estados Unidos (9,8%), Federación Rusa (6,8%), Francia (6,1%), Canadá (3,9%), Australia (3,7%) y finalmente Argentina (2,5%) en octavo lugar [Centro de Corredores, 2016].

              En la Argentina fue el cultivo fundador de la colonización agrícola de la región pampeana, por lo que su historia es paralela a la historia de la agricultura argentina. La expansión del cultivo se inicia en 1870, cuando las colonias agrícolas comenzaron a extenderse por las provincias de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Entre Ríos. La exportación de gran parte de la producción convirtió a la Argentina en “el granero del mundo”.

             

               Actualmente en la Argentina la producción de Trigo se ha visto parcialmente desplazada por la producción de Soja. La superficie implantada ha disminuido en los últimos años desde 7.3 millones de hectáreas a 5.3 millones de hectáreas y la producción anual bajó desde 16 millones de toneladas a 13.9 millones de toneladas, aunque los rendimientos se han mantenido constantes. En general, una parte de los granos se destina al consumo interno y el resto se exporta. [Centro de Corredores, 2016] y [SIIA, 2016].

              En el comercio internacional los trigos de calidad tienen un precio diferencial. Países como Estados Unidos, Australia y Canadá (productor del Trigo con mejor calidad del mundo) llevan a cabo procesos de segregación de los distintos tipos de Trigo de acuerdo a los requerimientos de sus compradores, ofreciendo diversidad y garantía de calidad. Argentina, por su parte, es productora de trigos de muy buena calidad, pero esta calidad se pierde al mezclarse con trigos inferiores, de esta manera Argentina ofrece al mercado internacional lo que se conoce como trigos commodities, sin distinción alguna por aptitud de uso, recibiendo un precio inferior al que podría obtener si clasificara [Centro de Corredores, 2016].

Exigencias edafoclimáticas del Trigo

            El trigo requiere suelos profundos, para el buen desarrollo del sistema radicular. En general se recomienda que las tierras dispongan de un buen drenaje. Un suelo arcilloso, al ser poco permeables, conserva demasiada humedad durante los inviernos lluviosos, mientras que un suelo arenoso requiere, en cambio, abundante lluvia durante la primavera, dada su escasa capacidad de retención. Respecto a la humedad se ha demostrado en años secos que un trigo puede desarrollarse bien con 300 ó 400 mm de lluvia, siempre que la distribución de esta lluvia sea escasa en invierno y abundante en primavera.

              La temperatura ideal para el crecimiento y desarrollo del cultivo de trigo está entre 10 y 24 ºC, la temperatura no debe ser demasiado fría en invierno ni demasiado elevada en primavera ni durante la maduración, por ello es que su cultivo es óptimo en zonas templadas. Respecto al pH del suelo, el trigo prospera mal en tierras ácidas; las prefiere neutras o algo alcalinas, al igual que los microorganismos beneficiosos del suelo que prosperan en suelos neutros o alcalinos.

Uso de Agroquímicos

 

  • Control de malas hierbas

                            La presencia de especies competidoras está influida por la época de siembra, la densidad y el periodo vegetativo del trigo. Existen dos tipos principales de especies competidoras, las gramíneas adventicias y las gramíneas perennes [Infoagro 2016].

Las gramíneas adventicias pueden combatirse de dos formas:

  1. De forma preventiva, con herbicidas de preemergencia. Algunos ejemplos son: Clorotoluron (1,6 kg/Ha), Metabenztiazurom (2,1 kg/Ha), Neburon (2,4 kg/Hs), entre otros.

  2. Una vez que ya han surgido en el cultivo, con herbicidas post-emergencia. Algunos ejemplos son: Clorotoluron+ Mecoprop (1.8+1.8 kg/ha), Isoproturon+ Dinoterb (1+ 1.2 kg/ha), entre otros.

              El control de las gramíneas perennes solamente es posible después de cosechar, pudiéndose emplear los siguientes productos:

  • Glifosato: dosis recomendable de 1.5-3 kg/ha.

  • Amitrol: dosis de 7.5-10 kg/ha.

  • TCA y Dalapon: si se aplican a dosis elevadas con una persistencia en el suelo de 4-6 meses

  • Abonado

              Las cantidades de fertilizantes a emplear en un cultivo dependen del tipo de suelo y de cómo se abonó el cultivo precedente, sin embargo las aplicaciones en suelos de la provincia de Santa Fe suelen guardar relación con las siguientes proporciones:

Superficies sembradas de Trigo

 

              La Argentina posee actualmente un total de 5.3 millones de hectáreas sembradas de Trigo que se distribuyen en áreas categorizadas como principales o secundarias de acuerdo a los rendimientos que presenta cada región. La Región Sur de Santa Fe se encuentra en el corazón de una de las principales áreas productoras a nivel nacional [SIIA, 2016].

 

              La Región Sur de Santa Fe tiene un total de 357.550 hectáreas sembradas de Trigo, lo que representa un 39% del total de las hectáreas sembradas de Trigo en la provincia de Santa Fe. El departamento General López es el que mayor cantidad de hectáreas sembradas de Trigo posee con un 35% del total [SIIA, 2016].

Fuente de la imagen: http://www.intagro.com/mapas/arg_trigo.asp

MAÍZ

 

              El Maíz es una especie oriunda de América Central y su cultivo comenzó a realizarse por parte de las comunidades indígenes que habitaban en el actual territorio de México hace alrededor de 7.000 años. Hoy en día, tanto el cultivo como el consumo de Maíz es de carácter global [Infoagro, 2016]. El maíz es sin lugar a dudas el grano forrajero por excelencia, sin embargo sus múltiples posibilidades de utilización en diversos procesos industriales permiten la obtención de una amplia gama de productos derivados [Centro de Corredores, 2016].

 

              Desde comienzos de los años 90, Argentina pasó a ocupar un lugar relevante en la producción y comercialización de granos a nivel mundial, destacándose en los logros alcanzados por el cultivo de maíz. La producción Argentina de Maíz fue de 7,7 millones de toneladas a comienzos de los 90 (campaña 1990/91) y los años posteriores mostró un constante crecimiento llegando a recolectarse 19,4 millones de toneladas en el ciclo agrícola 1997/98. A partir de la campaña agrícola 1997/98 se ha verificado un continuo desplazamiento del cultivo del maíz a favor de la soja, producto de una serie de factores locales e internacionales, proceso que se ha ido agudizando ante la mayor rentabilidad de la soja vs maíz. El maíz se vio de esta manera desplazado a zonas consideradas marginales para la producción maicera (desde las áreas productoras principales a las secundarias) [Centro de Corredores, 2016].

 

              Sin embargo esto no impidió que continuara aumentando la producción. Con el objetivo de adaptarse a las nuevas condiciones y mejorar los rendimientos se produce a partir de la campaña 1998/99 el ingreso de semillas genéticamente modificadas  al sistema agrario nacional. Ya en la campaña 2003/04 el uso de materiales genéticamente modificados (Bt) superó la mitad del área implantada (54%) aumentando los niveles de producción aún cuando los cultivos se fueron implantando en tierras cada vez menos aptas, hasta alcanzar unas 33.8 millones de toneladas en la última campaña [Centro de Corredores, 2016].


Exigencias edafoclimáticas del Maíz

           

              El Maíz se adapta muy bien a todos tipos de suelo pero suelos con pH entre 6 a 7 son a los que presentan mejor capacidad de adaptación. También requieren suelos profundos, ricos en materia orgánica, con buen drenaje para no producir encharques que originen asfixia radicular [Infoagro, 2016].  

 

              Es un cultivo que precisa unos 5 mm de agua al día, sin embargo se debe tener en cuenta que las necesidades hídricas van variando para las diferentes etapas del cultivo. Cuando las plantas comienzan a nacer se requiere menos cantidad de agua pero es fundamental mantener una humedad constante. En la fase del crecimiento vegetativo es cuando más cantidad de agua se requiere. La fase de floración es el período más crítico porque de ella va a depender la cantidad de producción obtenida por lo que se aconsejan riegos que mantengan la humedad y permitan una eficaz polinización. Por último, para el engrosamiento y maduración de la mazorca se debe disminuir la cantidad de agua aplicada [Infoagro, 2016].


              La temperatura óptima para el crecimiento del Maíz es entre 25 a 30ºC. El maíz llega a soportar temperaturas mínimas de hasta 8ºC y a partir de los 30ºC pueden aparecer problemas serios debido a mala absorción de nutrientes minerales y agua. Requiere bastante incidencia de luz solar y en climas más húmedos su rendimiento disminuye. [Infoagro, 2016].

             

Uso de Agroquímicos

 

  • Control de malas hierbas

 

              En general después de 3 a 4 semanas de la emergencia de la planta de Maíz comienzan a aparecer las primeras hierbas de forma espontánea que compiten con el cultivo por la absorción de agua y nutrientes minerales. Este problema se suele contrarestar por medio de un control químico, utilizando distitos tipos de herbicidas. Algunos de los

herbicidas más utilizados son:
 

  • Triazinas: Su dosis va de 1 a 2 kg/ha. Su aplicación puede realizarse antes de la siembra o cuando se produce el nacimiento de la plántula y también en la postemergencia temprana.

  • Simazina: Su utilización es conjunta con triazina. La dosis de 0.75 de atracina y 1.25 kg/ha de simazina.

  • Metolacloro: Sus dosis van oscilando entre 2 a 3 kg/ha. Se aplica antes de siembra o después de ella y controla la aparición de gramíneas en el cultivo.

  • Abonado

              Las cantidades de fertilizantes a emplear en un cultivo dependen del tipo de suelo y de cómo se abonó el cultivo precedente, sin embargo las aplicaciones en suelos de la provincia de Santa Fe suelen guardar relación con las siguientes proporciones:

Superficies sembradas de Maíz

 

              La Argentina posee actualmente un total de 6.03 millones de hectáreas sembradas de Maíz que se distribuyen en áreas categorizadas como principales o secundarias de acuerdo a los rendimientos que presenta cada región. La Región Sur de Santa Fe se encuentra en el corazón de una de las principales áreas productoras a nivel nacional [SIIA, 2016].

 

              La Región Sur de Santa Fe tiene un total de 313.350 hectáreas sembradas de Maíz, lo que representa un 46% del total de las hectáreas sembradas de Maíz en la provincia de Santa Fe. El departamento General López cuenta con un 60% del total de las hectáreas sembradas de Maíz en la Región [SIIA, 2016].

Fuente de la imagen: http://www.intagro.com/mapas/arg_maiz.asp

LOS CULTIVOS DE MENOR ESCALA

 

              Además de la Soja, el Trigo y el Maíz, los otros cultivos que podemos encontrar en la Región Sur de Santa Fe son Cebada, Sorgo, Avena, Colza, Maní y Girasol. Estos cultivos suman una superficie implantada de aproximadamente 45.000 hectáreas, lo que representa menos del 2 % del total de las superficies cultivadas de la Región.

 

Cebada

 

              La Argentina posee actualmente poco más de un millón de hectáreas sembradas de Cebada, de las cuales alrededor de un 3% pertenecen a la provincia de Santa Fe. La mayoría de las hectáreas sembradas con Cebada en la provincia se encuentran en la Región Sur de Santa Fe con un 77% sobre el total, equivalente a 24.400 Ha. El departamento General López cuenta con un 62% de la superficie cultivada de Cebada de la Región [SIIA, 2016].

 

 Sorgo

 

              La Argentina posee actualmente poco más de 840 mil hectáreas sembradas de Sorgo, de las cuales alrededor de un 17% pertenecen a la provincia de Santa Fe. Apenas un 10% de las hectáreas sembradas con Sorgo en la provincia se encuentran en la Región Sur de Santa Fe. El departamento General López cuenta con un 58% de la superficie cultivada de Sorgo de la Región [SIIA, 2016].

 

Avena

 

              La Argentina posee actualmente alrededor de 1.34 millones de hectáreas sembradas de Avena, de las cuales un 7.4% pertenecen a la provincia de Santa Fe. La Región Sur de Santa Fe cuanta con una 15.000 hectáreas, lo que representa poco más de un 15% de las hectáreas sembradas con Avena en la provincia, y todas ellas están dentro del departamento General López [SIIA, 2016].

 

Colza

 

              La Argentina actualmente cuenta con apenas 55.800 hectáreas sembradas de Colza, de las cuales casi un 18% pertenecen a la provincia de Santa Fe. La Región Sur de Santa Fe cuanta con tan sólo 1.100 hectáreas, lo que representa poco un 11% de las hectáreas sembradas con Colza en la provincia, y se encuentran repartidas entre los departamentos Belgrano, Iriondo y General López [SIIA, 2016].

 

Maní

 

              La Argentina actualmente cuenta con poco más 425 mil hectáreas sembradas de Maní, de las cuales solamente 1.100 hectáreas (un 0.25%) pertenecen a la provincia de Santa Fe. De estas 1.100 hectáreas, la Región Sur de Santa Fe cuanta con 800 Ha, lo que representa un 73% de las hectáreas sembradas con Maní en la provincia, y todas ellas se encuentran dentro del departamento General López [SIIA, 2016].

 

Girasol

 

              La Argentina actualmente cuenta con alrededor de 1.46 millones hectáreas sembradas de Girasol, de las cuales 152 mil hectáreas (un 10.4%) pertenecen a la provincia de Santa Fe. La Región Sur de Santa Fe cuanta con apenas 600 Ha, lo que representa sólo un 0.39% de las hectáreas sembradas con Girasol en la provincia, todas ellas dentro del departamento General López [SIIA, 2016].

2.4. Producción local

 

              La Región Sur de Santa Fe es una de las regiones con suelos más fértiles del mundo, lo que genera importantes rendimientos y grandes volúmenes de producción. La producción regional representa el 57% del total de la producción provincial y un 9% de la producción nacional de las especies cultivadas en la región [SIIA, 2016].

              A continuación se detalla la producción anual regional, provincial y nacional para cada una de las especies cultivadas en la Región Sur de Santa Fe, de acuerdo a datos extraídos del Informe “Estimaciones Agrícolas – 2014/15” de la Dirección de Información Agrícola y Forestal.

2.5. Rendimientos agrícolas

 

             Se entiende por rendimiento agrícola a la relación entre la producción total de un cierto cultivo cosechado por hectárea de terreno utilizado y se mide en unidad de peso por hectárea. En el caso de las especies implantadas en la Región Sur de Santa Fe para casi todos los cultivos el rendimiento promedio regional es superior a los rendimientos promedios a escala provincial y nacional, salvo en los casos de la Colza, cuyo rendimiento a nivel provincial es superior que el rendimiento regional y la Cebada, para la cual tanto el rendimiento provincial como el nacional son superiores al regional. Es interesante notar que el Maíz es por mucho el cultivo con mayores rendimientos: 9.214 Kg/Ha a nivel regional, 8.428 Kg/Ha a nivel provincial y 7.309 Kg/Ha a nivel nacional. Le sigue el Sorgo con un rendimiento también muy alto: 6.743 Kg/Ha a nivel regional, 4.954 Kg/Ha a nivel provincial y 4.704 Kg/Ha a nivel nacional. La Soja se encuentra en tercer lugar con un rendimiento de 4.137 Kg/Ha a nivel regional, 3.776 Kg/Ha a nivel provincial y 3.176 Kg/Ha a nivel nacional, esto implica que el rendimiento de la Soja es un 55% menor que el rendimiento del Maíz y un 39% menor que el rendimiento del Sorgo para el nivel regional. El resto de los cultivos tienen rendimientos que se ubican entre los 3.300 y 2.300 Kg/Ha a nivel regional [SIIA, 2016].

2.6. Producción pecuaria

 

             Cuando hablamos de producción pecuaria nos referimos al conjunto de actividades que consisten en la crianza y comercialización de animales y la generación de productos de consumo de origen animal. En este trabajo nos vamos a enfocar sólo en la producción para consumo alimentario de las principales especies de ganado: vacuno, aviar y porcino, que en la Región representan casi el 99% de la producción pecuaria total.

         La Región Sur de Santa Fe es un importante polo mundial de la producción de alimentos, sin embargo las características de su ocupación de suelos distan mucho de los promedios internacionales. Globalmente cerca de un 70% de las tierras destinadas a actividades agropecuarias están conformadas por pastizales destinados a la ganadería extensiva, pero en esta región, por el contrario, más del 85% del territorio y más del 95% de las tierras destinadas a actividades agropecuarias están ocupadas por cultivos. La producción pecuaria de la región es considerablemente pequeña para los estándares internacionales, sólo 111.527 Ha (un 4.47%) de la superficie ocupada por Emprendimientos Agropecuarios (EAP) consiste en pasturas para ganado vacuno, de las cuales un 74% se destinan a la cría y engorde de bovinos destinados a la industria cárnica y el 26% restante se destina a la cría y mantenimiento de bovinos destinados a la industria láctea [IPEC, 2013]. Por otro lado, el sistema de cría y producción de ganado porcino y aviar no se desarrolla en pasturas sino de forma intensiva o industrializada, por lo que su superficie de ocupación puede considerarse despreciable o dentro de la categoría “otros usos”.

Respecto de la producción provincial total, la Región produce un 16.74% del ganado vacuno, un 60.86% del ganado porcino y un 29.84% del ganado aviar [IPEC, 2013].

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