
CAPÍTULO 5: Impactos Ambientales de las Actividades Agropecuarias
5.1. SUELOS
5.1.1. Deforestación y Expansión de la Frontera Agropecuaria
Se entiende por Deforestación a la extracción de una masa forestal con la finalidad de utilizar el terreno para usos no forestales [SFA, 2008]. Actualmente, tanto a nivel global como a nivel nacional, la principal causa de deforestación es la Expansión de la Frontera Agropecuaria.
La Expansión o Avance de la Frontera Agropecuaria es un fenómeno por el cual se incorporan nuevas tierras a un determinado sistema agrícola. Estas tierras se van incorporando a través de la deforestación, el cambio de uso de suelos o la incorporación de nuevas tecnologías (mecánicas, químicas, biológicas o genéticas) que permiten que determinados suelos, que originalmente no eran aptos para la agricultura, se transformen en suelos aptos para alguna actividad agro-ganadera.
Durante los últimos 5.000 años, la pérdida acumulada de bosques alrededor del mundo es de unas 1.800 millones de hectáreas, esta pérdida, en promedio, representa unas 360 mil hectáreas por año [Williams, 2002]. Pero, el crecimiento poblacional y el consiguiente incremento en la demanda de comida, fibra, combustible y otros recursos, aceleraron este proceso haciendo que el promedio anual de pérdidas de bosques en la última década haya sido de unas 5.2 millones de hectáreas por año, una superficie equivalente al territorio de Costa Rica [FAO, 2012].
Del total de la superficie forestal global (cerca de 4 mil millones de hectáreas), solo el 12% está protegida (460 millones de hectáreas) y el otro 88% está sujeto a la deforestación y el mal uso [FAO, 2010]. Como ya vimos en el Capítulo 1, se estima que el 33% de la superficie del planeta está ocupada por algún tipo de actividad agropecuaria, el 78% de estas tierras (es decir un 26% de la superficie terrestre) está destinado a alimentación animal. La mayor parte de estas superficies correspondía a tierras anteriormente cubiertas por bosques, sabanas y pastizales naturales. La actual superficie forestal del mundo corresponde a un 27% de la superficie terrestre, una superficie inferior a la ocupada por actividades agro-productivas, y gracias a la expansión de la frontera agropecuaria, esa superficie se reduce año a año, minuto a minuto, a velocidades alarmantes.
Elaboración propia. Datos extraídos del informe “Evaluación de los Recursos Forestales Globales” [FAO, 2010]
Elaboración propia. Datos extraídos del informe “Evaluación de los Recursos Forestales Globales” [FAO, 2010]
La forma más usual de conversión directa de bosques tropicales a pastizales son los incendios, para luego dar paso a la ganadería [Maarten Dros, 2004]. Comúnmente, el proceso de deforestación comienza con la construcción de carreteras que atraviesan los bosques. Una vez desbrozado el bosque, a lo largo de la carretera, llegan los agricultores comerciales o de subsistencia y comienzan a producir cultivos. Pero, el suelo de los bosques tiene muy pocos nutrientes y es demasiado frágil para sustentar los cultivos durante mucho tiempo [Swift et al, 1998]. Por lo cual, al cabo de dos o tres años, los suelos se agotan, la producción disminuye y los agricultores se van a otra parte. Entonces llegan los productores de ganado. Se requiere poca inversión para comenzar a criar ganado en tierras baratas o abandonadas donde ya crece la hierba. Las ganancias pueden ser elevadas, al menos por un tiempo, ya que pasados unos 5 a 10 años, el exceso de pastoreo y la pérdida de nutrientes convierten las tierras del bosque lluvioso, que antes eran un deposito de biodiversidad, en terrenos estériles [Steinfeld et al, 2006].
El sector de la cuenca amazónica que legalmente pertenece a Brasil, contaba originalmente con 400 millones de hectáreas cubiertas de bosques. En el año 2003 se contabilizó la pérdida de 65 millones de hectáreas desde los inicios de la deforestación del Amazonas y más allá de los incontables reclamos por parte de comunidades locales e internacionales, la tasa de deforestación en Brasil sigue creciendo. Si se mantienen las actuales tendencias de expansión agrícola, la deforestación seguirá aumentando su ritmo y se estima que para el año 2050 se habrá eliminado aproximadamente el 40% de los bosques de la cuenca del Amazonas [Soares-Filho et al, 2006]. Y parece que será así. El informe “Proyecciones del Agronegocio, del 2008/2009 al 2018/2019”, publicado por el Ministerio de Agricultura de Brasil, menciona que el país buscará doblar la producción de carne y convertirse en el principal exportador de la misma para el 2018 [Morin, 2008].
Entre los años 1994 y 2004, la superficie destinada al cultivo de la soja en América Latina se duplicó y superó las 39 millones de hectáreas. Esta tendencia obedece sobre todo al gran incremento de la demanda de productos pecuarios, que hizo triplicar la producción mundial de carne entre 1980 y 2002 [FAO, 2006]. En Centroamérica, la superficie forestal se ha reducido casi un 40% durante las últimas cuatro décadas, con aumento de la superficie de pastizales, cabezas de ganado bovino y cultivos forrajeros durante el mismo período de tiempo. Se estima que entre los años 2004 y 2005, únicamente a causa de la expansión de los cultivos de soja, se talaron 1.2 millones de hectáreas de bosque [FAO, 2013].
La Deforestación en Argentina
A principios del siglo XX las superficies forestales de la Argentina sumaban unas 100 millones de hectáreas. Se estima que alrededor del año 1956 estás superficies se habían reducido a la mitad. En el año 2002 la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible realizó el Primer Inventario de Bosques Nativos de la Argentina y concluyó que la superficie forestal actual es de 31.4 millones de hectáreas. Un 70% de los bosques que existían 100 años atrás han desaparecido del territorio nacional [UMSEF, 2007].
Elaboración propia. Datos extraídos del Primer Inventario Nacional de Bosques Nativos [UMSEF, 2007]
Los bosques nativos de la Argentina se vieron sometidos a un proceso creciente de deforestación a través del cual amplias regiones forestales se transformaron en fronteras agropecuarias con la aplicación de tecnologías no sustentables de alto impacto ambiental, como la siembra directa y la introducción de semillas genéticamente modificadas. El principal factor de deforestación fue la habilitación de tierras para la ganadería o agricultura. De esta manera, pese a las limitaciones climáticas, la actividad sojera se expandió desde su territorio original, comprendido por el norte de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, hacia provincias como Santiago del Estero, Chaco, Tucumán y Salta [UMSEF, 2012].
Actualmente, Argentina cuenta con una tasa de deforestación del 0,8% anual, más elevada que la de Brasil, alcanzando un pico de 1.22% durante el período 2006-2011. Se trata de una de las tasas de deforestación más altas del mundo, si tenemos en cuenta que la tasa promedio mundial es del 0.13% [Hansen et al, 2013].
A partir de este alarmante panorama, el 28 de Noviembre de 2007 se sanciona la Ley Nacional N° 26.331 de Presupuestos Mínimos para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos, que establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para el enriquecimiento, restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sostenible de los bosques nativos, y de los servicios ambientales que estos brindan [InfoLeg, 2007]. Sin embargo, el documento de la Dirección de Bosques de la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) “Monitoreo de la Superficie de Bosques Nativos de la República Argentina: Período 2006-2011”, publicado en junio del año 2012, dice “El estudio realizado pone en evidencia la existencia de deforestación tanto en el período comprendido entre la sanción de la Ley N° 26.331 y la aprobación del OTBN (Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos) por parte de cada jurisdicción provincial, a pesar de la prohibición de desmontes estipulada en el Artículo 8 de dicha ley como desde la vigencia del OTBN hasta el año 2011” [UMSEF, 2012].
Bajo este escenario, en el año 2013 el Gobierno Nacional emite el denominado Plan Estratégico Agroalimentario [PEA, 2013], cuyas metas de expansión en la producción agropecuaria resultan incompatibles con la preservación de los bosques nativos. El PEA propone alcanzar una producción de más de 160 millones de toneladas de granos (cereales y oleaginosas) en ocho años. Una cosecha de 160 millones toneladas de granos significa aumentar la producción total de cereales y oleaginosas en más del 50% respecto de la cosecha 2009/10 (100 millones de toneladas), y un 100% respecto del promedio de la última década. Ese aumento en la producción representa, en cualquier escenario, una expansión de la superficie sembrada. Bajo diferentes hipótesis, esa expansión oscila entre las 9 y 20 millones de hectáreas, lo que corresponde al 29% y el 64% del área remanente de bosques nativos respectivamente. Debemos tener en cuenta que las tierras donde potencialmente puede darse esa expansión son zonas boscosas. Y todo esto sin tener en cuenta la meta de incrementar la producción de carne bovina en un 46%, un 88% de la carne aviar y triplicar la producción de carne porcina [Arrieta, 2014].
Los bosques son ecosistemas complejos que ofrecen una gran cantidad de servicios ambientales de enorme importancia, es por ello que la deforestación es considerada una actividad de muy alto impacto ambiental. La alteración o desaparición de un ecosistema con tal nivel de diversidad biológica como lo es el bosque puede derivar en una cadena de efectos negativos que impactan en una gran cantidad de factores y los daños son, en muchas ocasiones, irreversibles. Entra los numerosos efectos derivados de la deforestación podemos nombrar:
-
Reducción de la biodiversidad (diversidad de hábitat, de especies y de tipos genéticos).
-
Pérdida de biomasa.
-
Aumento del efecto invernadero y del calentamiento global: tanto por quema de biomasa en la práctica de desmonte, como también por pérdida de árboles que actúan como reservorios de Carbono.
-
Alteración del régimen hidrológico a través de la disminución en la capacidad de retención e infiltración del agua, modificación de la escorrentía de las aguas superficiales, disminución de los tiempos de concentración y desestabilización de las napas freáticas, lo que a su vez provoca inundaciones o sequías.
-
Aumento de la erosión, así como de las posibilidades de pérdida de suelo por incremento de los fenómenos de remoción en masa (aluviones de lodo).
-
Migraciones de fauna que, en los casos de especies endémicas, puede llegar a provocar la extinción de especies.
A su vez, la perdida y degradación de los recursos forestales afecta significativamente a la calidad de vida de las poblaciones originarias, que han sustentado o complementado su subsistencia con los recursos forestales. En dichos casos, se ocasiona la pérdida de tecnologías y usos culturales oriundos de la zona, por el cual, en muchos casos, se producen migraciones hacia centros urbanos con el correspondiente costo social y económico y con la pérdida de valores culturales y prácticas ancestrales.
5.1.2. Biodiversidad
De acuerdo con lo establecido por el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica, el término Biodiversidad hace referencia a la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra y los patrones naturales que la conforman, resultado de miles de millones de años de evolución de acuerdo con los procesos naturales. La biodiversidad comprende igualmente la variedad de ecosistemas y las diferencias genéticas dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida y cuyas múltiples interacciones con el resto del entorno fundamentan el sustento de la vida sobre el planeta.
El bienestar y la prosperidad de las comunidades están sustentados en los recursos que proveen los distintos ecosistemas terrestres y marinos, y la salud de estos ecosistemas está fuertemente determinada por su biodiversidad. Por lo que cuidar este delicado equilibrio que se da entre todas las formas de vida dentro de un ecosistema debería ser definitivamente indispensable.
Sin embargo, las amenazas actuales a la biodiversidad no tienen precedentes. Se estima que la pérdida de especies en este momento es entre 50 y 500 veces más alta que la registrada en toda la historia del planeta. Y, 15 de 24 ecosistemas que proporcionan importantes servicios ambientales están en peligro [Arrieta, 2014].
El Fondo Mundial para la Naturaleza identificó un total de 825 ecorregiones terrestres que abarcan todos los biomas y reinos biogeográficos. Un 37% de estas ecorregiones (306 para ser exactos) se encuentran actualmente amenazadas por actividades relacionadas con la ganadería. La ONG Conservación Internacional ha identificado 35 lugares críticos en el mundo caracterizados por poseer niveles excepcionalmente elevados de endemismo vegetal, 23 de estos 35 lugares están sometidos a serios niveles de pérdida de hábitats por la producción ganadera [Steinfeld et al, 2006].
Puntualmente en la Región Sur de Santa Fe los ecosistemas naturales y su biodiversidad quedaron confinados a las áreas inundables y una gran cantidad de especies, como el Aguará Guazú y el Venado de las Pampas, declarados monumentos naturales, han sido desplazadas a otras tierras.
5.2. AGUA
5.2.1. Consumo de Agua
Aunque el total de agua presente en el planeta permanece relativamente constante en el tiempo, su disponibilidad es escasa y resulta particularmente vulnerable al cambio climático. Solo el 2,5% de todos los recursos hídricos corresponden a agua dulce, mientras que los océanos representan el 96,5% y el agua salobre el 1% (otras aguas saladas). Además, casi el 70% de todos los recursos de agua dulce están atrapados en glaciares, en las nieves eternas y en la atmósfera. El cambio climático podría producir una alteración en los regímenes de lluvia. Este hecho hará que disminuya el agua disponible para riego y por lo tanto para la producción de alimentos.
El aumento de la demanda de agua es un factor cada vez más preocupante. La extracción excesiva y las deficiencias en la gestión del agua están causando efectos negativos en casi todos los cuerpos de agua dulce: ríos, arroyos, lagos y acuíferos con la consecuente disminución de los niveles freáticos, lo que ocasiona daños en los suelos y reducen la calidad del agua. En muchos grandes ríos del planeta, actualmente solo fluye el 5% de los caudales de agua originales y algunos ya no llegan al mar en todo el año, como el Río Colorado de Estados Unidos [Nuwer, 2011]. Los grandes lagos y mares continentales se han reducido y la mitad de los humedales de Europa y America del Norte ya no existen.
Cálculo del uso de agua
El cálculo del uso de agua tiene sus inicios en el año 1993 con la introducción del término “agua virtual” por parte del Prof. Dr. John Anthony Allan [Allan, 1993], el agua virtual es el volumen de agua dulce que realmente se usó para producir un producto determinado, teniendo en cuenta todas las etapas de la cadena de producción. Este término tiene que ver con el impacto ambiental que implica generar un determinado producto conociendo el volumen de agua dulce que necesitamos para producirlo. Casi una década más tarde, surge el concepto de “huella hídrica”, para mensurar el contenido de agua virtual acumulada en todos los bienes y servicios que son consumidos por un individuo o el conjunto de ellos en una región determinada. La huella hídrica no es una medida de la gravedad del impacto ambiental causado por el consumo y/o contaminación del agua, ya que la magnitud del impacto ambiental producido dependerá de la vulnerabilidad de los sistemas hídricos locales y el número total de consumidores y contaminadores del agua [Hoekstra & Hung, 2002]. En resumen, el agua virtual representa el gasto hídrico involucrado en la generación de un producto, mientras que la huella hídrica representa el gasto hídrico involucrado en satisfacer el consumo de bienes y servicios de una persona.
Conceptos fundamentales sobre Ciclo del Agua
La evaporación es un proceso natural en el cual el agua almacenada en la superficie del suelo y en la superficie de las aguas abiertas (ríos, lagos, lagunas, océanos, etc.) pasa del estado líquido al estado gaseoso gracias a la energía solar. Conjuntamente, las plantas extraen el agua almacenada en diferentes estratos del suelo y la liberan a la atmósfera a través de los estomas presentes en sus hojas conforme al proceso llamado transpiración. Los procesos de evaporación y transpiración se denominan en su conjunto evapotranspiración.
La evapotranspiración es el proceso por el cual se incrementa la cantidad de agua en la atmósfera y las precipitaciones constituyen el proceso por el cual disminuye la cantidad de agua atmosférica. A su vez, dentro de la atmósfera, el vapor de agua se mueve alrededor del globo de acuerdo a patrones complejos, por lo que el agua que se evapora en un lugar no necesariamente regresa en forma de precipitación al mismo sitio. Esto genera una distribución heterogénea de los cuerpos de almacenamiento de agua dulce dando como resultado la existencia de lugares con abundancia y de lugares con escases de este recurso [Hoekstra et al, 2011]. A su vez, el requerimiento de agua dulce por parte de las sociedades, para suplir sus necesidades domésticas, agrícolas e industriales, también es geográficamente heterogéneo. En función de este hecho, existen por un lado regiones muy vulnerables (con alta escases natural del recurso) y por otro lado regiones muy explotadas (con alta demanda antrópica del recurso). Cuando estas realidades se solapan, generando una intensa explotación del recurso hídrico en una región muy vulnerable, se corre el riesgo de dañar irreversiblemente una fuente de agua dulce. Es por esto que es muy necesario que nuestro requerimiento no exceda las tasas de renovación de los ciclos hidrológicos si buscamos un desarrollo sostenible.
Cuando pensamos en los problemas relacionados al uso del agua, lo que más fácilmente se nos viene a la mente es la extracción de agua de un cuerpo de almacenamiento, sin embargo no toda el agua dulce que utilizamos está almacenada en cuerpos de agua, por lo que también debemos tener en consideración el agua que es aprovechada directamente desde la atmósfera o desde la fracción insaturada del suelo. En función de ello aparecen los conceptos de agua azul y agua verde para categorizar el origen del agua utilizada en los procesos.
AGUA AZUL
Es propiamente el agua que se extrae de cuerpos de almacenamiento de agua dulce (ríos, arroyos, humedales, lagos, acuíferos) y que no regresa al cuerpo de agua del cual se extrajo. Incluye tanto el agua utilizada durante el proceso, como el agua que se evapora como consecuencia del proceso, como el agua que se incorpora al producto [Hoekstra et al, 2011].
AGUA VERDE
Hace referencia al agua dulce utilizada que no ha sido extraída de ningún cuerpo de almacenamiento. Es decir, el agua que, luego de haber llegado a la superficie en forma de precipitación, se almacenan en el suelo o se mantiene temporalmente en su superficie o en la de la vegetación y posteriormente regresa a la atmósfera por evapotranspiración sin haber llegado al acuífero o a ningún otro cuerpo de almacenamiento [Hoekstra et al, 2011].
En los siguientes esquemas podemos ver la distribución del agua como consecuencia de los ciclos hidrológicos y su clasificación como agua azul o agua verde (figura 1) y el balance de masa del agua precipitada (figura 2).
(FIGURA 1) (FIGURA 2)
FUENTE DE LA IMAGEN 1: http://ubclfs-wmc.landfood.ubc.ca/webapp/media/VWM/global-water-challenges/introduction/greenblue.png
FUENTE DE LA IMAGEN 2: http://www.globalagriculture.org/typo3temp/pics/848175df74.jpg
Observaciones respecto del balance de masa del agua dulce precipitada:
-
61% del agua dulce precipitada nunca llega a un cuerpo de agua, es agua verde.
-
56% del agua dulce precipitada es interceptada o absorbida del suelo por sistemas naturales sin llegar a los acuíferos.
-
4.5% del agua dulce precipitada es interceptada o absorbida del suelo por cultivos que no cuentan con sistemas de irrigación artificial.
-
Aquellas actividades agropecuarias para las cuales el agua aportada por precipitación natural resulta insuficiente, toman agua de cuerpos de almacenamiento para el proceso de irrigación artificial. En promedio un 70% del agua utilizada corresponde a irrigación artificial (agua azul), mientras que el 30% restante es aportado por precipitaciones (agua verde).
-
Del total del agua dulce precipitada que llegó por escurrimiento a algún cuerpo de agua dulce superficial (ríos, arroyos, lagos), un 1.3 % regresa a la atmósfera por evaporación.
-
Las ciudades y las industrias extraen el 0.1% del agua dulce precipitada luego de que haya alcanzado algún cuerpo de almacenamiento (en forma de agua azul).
-
Las ciudades y las industrias se abastecen únicamente a través de la extracción de agua de algún cuerpo de almacenamiento superficial o subterráneo. Ya que la disponibilidad del recursos hídrico, en estos casos, no puede depender de los regímenes de precipitaciones.
-
39% del agua dulce precipitada llega eventualmente a algún cuerpo de agua, es agua azul.
-
3% del agua dulce precipitada que eventualmente llega a algún cuerpo de agua, se evapora o es extraída para algún uso agrícola, industrial o doméstico. El 36% restante llega al océano.
Uso y Extracción del Agua Azul
Los volúmenes de agua a los cuales no vamos a referir a continuación son enormes, por eso, son expresados en km3/año (kilómetros cúbicos por año), esta magnitud de agua representa:
1 km3 de agua equivale a 1000 millones de m3 de agua
1 m3 de agua equivale a 1000 litros de agua
Por lo tanto 1km3/año es equivalente a 1.000.000.000.000 (1x10^12) litros al año.
Gracias al ciclo hidrológico, los recursos hídricos renovables del mundo son de aproximadamente 42 mil millones de km3/año. De esta cantidad, solo alrededor de 3.900 millones de km3 son los que se extraen para uso humano de los ríos y acuíferos (agua azul): unos 2.710 millones de km3 son para la agricultura (70%), 741 millones de km3 son para la industria (19%) y los 429 millones km3 restantes son para el sector urbano (11%), (*conformado por el sector doméstico y el municipal) [FAO, 2011].
Elaboración propia. FUENTE DE DATOS: [FAO, 2011].
Producir alimentos requiere de 50 a 100 veces más agua que la que usamos diariamente en nuestras casas para uso cotidianos (beber, ducharnos, vaciar el inodoro, lavar la ropa) por lo que es difícil visualizar y tener control de nuestra verdadera huella hídrica [SIWI, 2012].
Al evaluar las necesidades de agua para el futuro, debemos considerar tanto lo que se necesita para alimentar a la población futura como lo que se necesita para erradicar la crisis alimentaria actual. Manteniendo una productividad del agua como en el presente, las necesidades adicionales de agua serán de 3800 millones de km3/año en el año 2025 y 5600 millones de km3/año en el año 2050 para lograr la producción de 3000 millones de toneladas de granos que se proyectan, así como para satisfacer el crecimiento industrial y municipal/doméstico. Si tenemos en cuenta que 3800 millones de km3/año es una cantidad enorme de agua y que implica casi duplicar las extracciones de agua actuales, podemos entender que existe un panorama incierto para los recursos hídricos [IWMI/SIWI, 2005].
Ya en la actualidad, el agotamiento del caudal de los ríos es considerable. Es más, se ha agotado aproximadamente el 25% del caudal de los ríos continentales, fenómeno que está ocurriendo principalmente en las regiones donde la agricultura depende del riego [Falkenmark & Molden, 2008].
Uso del Agua en el Sector Pecuario
Cuando hablamos del uso de agua por parte del ganado, es lógico preguntarse cuánta agua puede beber un animal. Pero, recordemos que la huella hídrica estudia el consumo de agua en todas las fases del proceso de producción. Esto implica, desde brindarle agua dulce al ganado para beber, hasta el agua que se necesita para producir su alimento (forraje o pastizales), el agua utilizada en la limpieza de instalaciones de cría o engorde y el agua dulce utilizada durante el proceso de faena.
En primer lugar, el organismo del ganado pierde agua a través de la respiración (pulmones), evaporación (piel), defecación (intestinos) y orina (riñones). A su vez, las pérdidas de agua aumentan con las temperaturas altas y la humedad baja. La reducción del consumo de agua disminuye también la producción de carne, leche y huevos [Steinfeld et al, 2006]. Globalmente, los datos estimados sobre los requerimientos anuales de agua dulce de bebida para el ganado son de unos 16 km3 de agua azul [WWAP, 2012].
A su vez, la producción pecuaria, especialmente en las granjas industrializadas, también requiere de agua para los servicios: limpieza de las unidades de producción, lavado de los animales, instalaciones de enfriamiento de los animales y sus productos (leche), y eliminación de los desechos. En total, las necesidades de agua de servicio pueden ser 7 veces superiores a las necesidades de agua para el consumo [Hutson et al, 2004].
Sin embargo, las cantidades de agua dulce consumidas durante estos procesos no se asemejan con la principal fuente utilización de recursos hídricos: la producción de forraje. Teniendo en cuenta los volúmenes de agua verde y agua azul involucrados en la producción de forraje, el volumen de agua utilizado es muchísimo mayor que los usos anteriormente mencionados. Si bien esta cantidad de agua consumida depende de un gran número de factores, como el tipo de animal y la cantidad de alimento que ellos consumen, se estima que el ganado requiere de entre 2.000 y 3.000 millones de km3/año de agua dulce [IWMI, 2007].
Muchos autores han detallado la cantidad de agua dulce necesaria para producir diferentes tipos de alimentos, incluidos los de origen animal. Sin embargo, los valores más completos son brindados por la Red de Huella Hídrica. Uno de los últimos informes realizados dio como resultado las siguientes estimaciones para los productos de origen animal (WFN, 2014):
-
carne vacuna 15,41 m3/kg
-
carne porcina 5,98 m3/kg,
-
carne de pollo 4,32 m3/kg.
En este estudio, los autores concluyen que la huella hídrica de cualquier producto animal es mayor que cualquier producto vegetal con el mismo equivalente nutricional.
No existen muchos estudios que hayan analizado el impacto de las preferencias dietarias en la disponibilidad de los recursos hídricos. El primer estudio al respecto se llevó a cabo en el año 2000 y consistió en la clasificación de 5 tipos de dietas de acuerdo a la cantidad de alimentos de origen animal que contenían. El análisis dio como resultado que el requerimiento de agua, según los patrones de consumo de California para el año 2000, eran de 5,4 m3/persona/día para una persona omnívora promedio (con un consumo del 43% de alimentos de origen animal), mientras que la reducción de un 25% de los productos de origen animal requeriría de 4,6 m3/persona/día y la dieta vegetariana solo 2,6 m3/persona/día [Renault & Wallender, 2000].
5.2.2. Contaminación Hídrica
El sector pecuario como fuente de contaminación del Agua
Sabemos que la mayor parte del agua potable y del agua destinada a servicios del ganado retorna al ambiente en forma de estiércol o de aguas residuales. Las granjas industriales, donde se lleva a cabo la cría intensiva de animales de ganadería, albergan miles de vacas, pollos o cerdos, generalmente en condiciones de hacinamiento, y producen enormes cantidades de desechos animales. La forma en que estos residuos se almacenan y utilizan tiene profundos efectos en la salud humana y el medio ambiente. Las excretas del ganado contienen cantidades considerables de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), residuos de medicamentos, metales pesados y microorganismos patógenos [Arrieta, 2014].
Así, la contaminación del agua puede originarse de manera directa por el escurrimiento proveniente de los establos, por pérdidas originadas en filtraciones de las instalaciones de almacenamiento, por la deposición de material fecal en las fuentes de agua dulce o infiltración y percolación a través de las capas del suelo.
Si bien el estiércol puede ser un excelente fertilizante cuando se aplica en proporciones adecuadas, la cantidad de estiércol producida por una granja industrial promedio es tan grande que requiere de extensas superficies de terreno para cumplir con la tasa de absorción del suelo. En la mayoría de los casos, una granja industrial no dispone de tanta superficie, por lo que la mayor parte del estiércol no puede ser aprovechado como abono y en su lugar debería ser almacenado y tratado. Sin embargo, en muchas ocasiones se opta por abonar la tierra con una cantidad de estiércol superior a la que puede absorber la tierra, causando filtración de estos residuos hacia las aguas subterráneas.
Respecto al ganado bovino, una sola vaca es capaz de producir alrededor de 54 kg de estiércol húmedo por día [EPA, 2004]. Si tenemos en cuenta que el promedio de animales en una granja industrial es de 355 en la provincia de Santa Fe y 210 en la región sur de Santa Fe estamos hablando de 19.2 toneladas de estiércoles por día por cada granja industrial de 355 animales y 11.3 toneladas de estiércoles por día por cada granja industrial de 210 animales.
Eutrofización
Muchas veces, a causa de una actividad antrópica (ya sea agrícola, industrial o urbana) se generan desechos cuya composición es principalmente orgánica. Cuando estos desechos no son correctamente manejados es muy común que alcancen un cuerpo de agua dulce o marítimo. Si la concentración de desechos orgánicos llega a ser superior a la capacidad de dilución del cuerpo de agua, este excedente propicia la proliferación de algas y así es como ocurre la eutrofización. Las algas se desarrollan rápidamente, compitiendo con otras formas de vida microscópicas o macroscópicas naturales de los cuerpos de agua y ocupando grandes superficies, las algas tienden a flotar por lo que forman una verdadera barrera que dificulta el paso de la luz, al mismo tiempo que absorben el oxígeno disuelto generando condiciones de hipóxia o anoxia. Cuando esta condición se prolonga en el tiempo se generan las denominadas “zonas muertas” en las cuales las condiciones ambientales son tóxicas para la mayoría de los seres que habitaban en el cuerpo de agua antes de su eutrofización.
En el año 2004 se realizó un estudio para determinar el origen de los nutrientes orgánicos presentes en los desechos. Se llegó a la conclusión de que el ganado bovino es el principal responsable de la excreción de nutrientes, un 58% del Nitrógeno excretado en el mundo proviene del ganado vacuno, mientras que el ganado porcino fue responsable del 12% y las aves de corral del 7% [Steinfeld et al, 2006].
Contaminación biológica
La mala disposición de los residuos del ganado produce la contaminación biológica de las aguas, ya que el ganado excreta muchos microorganismos zoonóticos y parásitos multicelulares de relevancia para la salud humana. Entre los patógenos de relevancia, podemos encontrar Campylobactr spp., Escherichia coli, Salmonella spp., Clostridium botulinum, Giardia lamblia, Criptosporidium parvum, Microsporidia spp., Fasciola spp. Y otros microorganismos [Hudson, 2008].
La contaminación biológica producida por el ganado puede resultar peligrosa para la salud pública, no solo por la posibilidad de infección y consecuente enfermedad, sino también por la producción de resistencia microbiana a los antibióticos. Esto ocurre por el hecho de que se usan grandes cantidades de antibióticos en el sector pecuario con distintas finalidades, ya que por un lado se suministran medicamentos a los animales con propósitos terapéuticos, pero también se los dan a grupos de animales sanos de manera profiláctica, y fundamentalmente, durante situaciones estresantes con alto riesgo de infección como el momento del destete o el transporte.
Estos compuestos se suministran de manera rutinaria en la alimentación y el agua durante largos períodos de tiempo con la finalidad de mejorar los índices de crecimiento y las tasas de conversión alimenticia [Steinfeld et al, 2006]. El problema surge porque una importante proporción de los medicamentos utilizados no se degrada en el cuerpo del animal y termina en el medio ambiente, por lo que se han identificado residuos de antibióticos en varios ambientes acuáticos como en las aguas subterráneas, las aguas superficiales y hasta en el agua de la canilla.
Los hechos descriptos colaboran en el incremento de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, la que se genera debido a que las concentraciones de antimicrobianos ejercen una presión selectiva en el agua y a que las bacterias mutadas para resistir al efecto de los antibióticos van a continuar reproduciéndose y transmitiendo los genes de resistencia a otros microorganismos, tanto patógenos como no patógenos a través de la transferencia de plásmidos (genes que se comparten entre bacterias de distinta especie) [Arrieta, 2014].
En los Estados Unidos un 70% de todos los antibióticos comercializados en el país son utilizados en el sector pecuario y, en base a la evidencia encontrada, organismos científicos de respetada trayectoria como el Centro para un Futuro Habitable de la Universidad Johns Hopkins, están exigiendo a la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) la eliminación de la utilización de antibióticos para usos no terapéuticos [Science, 2013].
Mientras tanto, en Argentina, la escasez de regulaciones al respecto, hace que no exista motivación para estudiar estos hechos. Sin embargo, en el año 2006 se llevó a cabo un estudio puntual en el arroyo Tala para identificar la posible presencia de antibióticos en el cuerpo de agua. Los resultados fueron positivos, detectándose la contaminación por antibióticos de las aguas y sedimentos acumulados en los sectores bajos de la cuenca del Arroyo Tala y arroyos vecinos, ubicado en Pampa Ondulada (160 km al noreste de Capital Federal, provincia de Buenos Aires). A esta situación, debemos sumar la gran falta de información que disponen los productores sobre los impactos negativos que causan sus actividades sobre el agua subterránea y superficial, como lo demostraron algunos estudios realizados en la provincia de Buenos Aires [Nossetti et al, 2002; Sardia et al, 2012].
5.2.3. Degradación de las cuencas hídricas
Además de contribuir al uso del agua y a la contaminación de los recursos hídricos, el sector pecuario también genera impactos directos en el proceso de recarga de cuerpos hídricos subterráneos y superficiales mediante la degradación de la tierra. El pastoreo excesivo y la acción mecánica de las pezuñas sobre el suelo pueden producir grandes perturbaciones en la función de los pastizales y las áreas de ribera en el ciclo hidrológico, ya que afectan a la filtración y la retención de agua [USFWS, 2009].
Los animales de pastoreo constituyen un importante agente de cambios geomorfológicos. Por un lado el pisoteo con las pezuñas reconfigura físicamente la tierra y por otro lado el consumo de la vegetación que protege el suelo incrementa el riesgo de erosión [Mwendera et al, 1997].
La formación de capas compactas dentro del suelo disminuye la infiltración debido a la reducción de la porosidad, causando una precoz saturación del suelo. Cuando el agua no puede infiltrarse, forma un flujo superficial que puede desplazarse cuesta abajo para infiltrarse en otra zona de la ladera o continuar su curso hasta entrar en una corriente de agua superficial; este aumento en la escorrentía superficial ocasiona fenómenos de erosión en el suelo y aumento en la frecuencia de las inundaciones [Belsky et al, 1999].
¿Más ganadería como solución?
En términos generales, se acepta que la ganadería extensiva, como actividad antrópica, es más compatible con la conservación de ciertos ecosistemas que la agricultura a gran escala o la urbanización. Sin embargo, si se compara la ganadería extensiva con la exclusión completa de actividades agropecuarias, situación que ocurre por ejemplo en un área protegida, podemos llegar a diferentes escenarios en los cuales la ganadería puede resultar claramente perjudicial, relativamente neutra, o incluso deseable. Y es esta variabilidad la que da lugar a debates.
Existen ecosistemas que han evolucionado a través de la historia geológica con altas presiones de herbívoros, ya sean domésticos o silvestres. Entonces, la ganadería, a cargas comerciales, en estos casos puntuales puede ser compatible con la conservación, y aún necesaria [Lunt et al, 2007]. Numerosos estudios recientes han postulado a la ganadería extensiva como una solución a la desertificación y erosión del suelo, sin embargo, estos estudios fueron realizados en zonas que evolucionaron con alta carga de herbívoros, donde la falta de ellos resultó ser perjudicial ante la ausencia de otros vectores de semillas [Sullivan & ClimateWare, 2013].
Pero, estos resultados no estarán determinados solo por los animales, sino también por la susceptibilidad particular de cada tipo de suelo, su composición y topografía. Está claro que un ecosistema selvático en el cual naturalmente no se desarrolla la vegetación adecuada para el ganado y tampoco permite la libre movilidad que el animal requiere para pastorear a causa de la densidad del forraje, no es un ambiente que se verá beneficiado por la actividad ganadera. Prueba de ello es el hecho de que los agricultores optan por talar o incendiar estos ambientes para hacerlos aptos para la actividad de cría.
Por tanto, el debate sobre si el ganado es o no beneficioso para el ecosistema, dependerá de las características naturales propias de cada ambiente particular y de la vulnerabilidad del sistema. Cómo cualquier otro análisis en materia de biología.







5.3. AIRE
5.3.1. Calentamiento global y Cambio climático
Cuando hablamos de calentamiento global nos referimos al aumento inequívoco y permanente de la temperatura media del sistema climático de la Tierra. Es decir, al aumento sostenido de la temperatura de la superficie terrestre, y esto incluye tanto a la atmosfera como a los océanos. En cambio, cuando hablamos de cambio climático, nos referimos a todos los cambios que están ocurriendo y pueden ocurrir en los sistemas climáticos a lo largo del tiempo como consecuencia del calentamiento global. Esto incluye la alteración de los regímenes de lluvia, olas de frío, aumento de la frecuencia de huracanes, etc. [IPCC, 2013].
La gran mayoría de las instituciones científicas más importantes del mundo afirman la existencia del calentamiento global y el cambio climático. A tal punto que, en el año 2010, sociedades académicas de la mayoría de los países industrializados firmaron una declaración conjunta en donde reconocían la existencia del calentamiento global y la necesidad urgente de tomar medidas al respecto.
Entre ellas, se encontraban [JSAS, 2010]:
-
la Academia Brasilera de Ciencias,
-
la Sociedad Real de Canadá,
-
la Academia de Ciencias de China,
-
la Academia de Ciencias de Francia,
-
la Academia Nacional de Ciencias de la India,
-
el Consejo Nacional de Ciencia de Japón,
-
la Academia de Ciencias de Rusia,
-
la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos,
-
la Sociedad Real de Reino Unido,
-
la Academia Alemana de Ciencias Naturales
-
y la Academia Nacional de Lincei de Italia.
Aunque, la organización más idónea y reconocida en el tema es el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), establecido por las Naciones Unidas, la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cuya función es emitir informes periódicamente sobre el calentamiento global y el cambio climático. De acuerdo con el IPCC el calentamiento en el sistema climático es inequívoco y, desde la década de 1950, muchos de los cambios observados no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios. La atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de gases de efecto invernadero han aumentado. […] Cada uno de los tres últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la Tierra que cualquier decenio anterior desde 1850 [IPCC, 2013].
A fines del año 2015, los gobiernos del mundo se reunieron en la ciudad de París en el marco de la Convención contra el Cambio Climático de las Naciones Unidas para aceptar que el calentamiento global es un problema urgente y asumir que la solución al mismo debe ser abordada de forma conjunta. De esta Convención surgió el Acuerdo de París, en el cual los gobiernos se plantean tres objetivos:
a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2°C con respecto a los niveles preindustriales y perseguir esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura de 1.5°C con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los impactos del cambio climático;
b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos;
c) Situar los flujos financieros en un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. [FCCC, 2015].
A pesar de que la evidencia pareciera indicar que el medio ambiente es un asunto siempre relegado a un segundo plano cuando nos referimos a problemáticas de índole global, el motivo por el cual hay gobiernos de todos los Estados del mundo unidos para dialogar y encontrar soluciones al cambio climático es porque realmente no es un tema menor. Un aumento en los niveles de GEIs en la atmósfera implica que una mayor cantidad de energía solar queda retenida en ella con dos consecuencias catastróficas:
-
La mayor cantidad de energía acumulada en la atmósfera implicaría que los fenómenos meteorológicos se dieran de forma más violenta:
-
se generaría un aumento en la cantidad y magnitud de tormentas, huracanes, tornados, tifones;
-
un aumento en las velocidades de los vientos y consecuentemente en la magnitud del oleaje;
-
aumentaría considerablemente el riesgo de catástrofes naturales.
-
El aumento de temperaturas en sí, con su propio conjunto de consecuencias:
-
extinciones en masa de especies que no podrían sobrevivir el aumento de temperaturas;
-
desaparición de ecosistemas por fenómenos de desertificación;
-
aumento de los niveles del mar por derretimiento de los casquetes polares.
Causas del calentamiento global
Los principales componentes de la atmósfera son el nitrógeno (78%) y el oxígeno (21%), ambos gases tienen un efecto invernadero insignificante. Los gases responsables del efecto invernadero son moléculas que se encuentran en una proporción mucho menor, como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el ozono y otros. En las regiones ecuatoriales, donde hay mucho vapor de agua en el aire, el efecto invernadero naturales mayor y la adición de una pequeña cantidad de dióxido de carbono o vapor de agua tiene un impacto relativamente leve sobre las condiciones naturales. Sin embargo, en las regiones polares frías y secas, la suma de una pequeña cantidad de dióxido de carbono o vapor de agua produce efectos muchos mayores. Lo mismo sucede en los segmentos superiores de la atmosfera que, también, es seca y fría [IPCC, 2007].
El dióxido de carbono es el gas que contribuye en mayor medida al calentamiento, simplemente porque sus emisiones y concentraciones son más altas que las de otros gases. El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante, porque después de su emisión permanece en la atmósfera aproximadamente de 9 a 15 años y su poder de retención de calor es unas 21 veces superior al del dióxido de carbono. El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero con mayor potencial para el calentamiento directo porque, aunque está presente en la atmósfera en cantidades muy reducidas, su capacidad de retención de calor es 296 veces superior a la del dióxido de carbono y su tiempo de permanencia en la atmósfera es en promedio de 114 años [EPA, 2014].
5.3.2. Contribución de la Ganadería al Calentamiento Global
Como ya se vio en el Capítulo 1, el 24% de los gases de efecto invernadero (GEIs) que se emiten de forma antrópica son aportados por el sector Agricultura, Forestación y Otros tipos de uso de suelos de los cuales más de la mitad son emitidos por alguna actividad relacionada a la ganadería. Al menos un 14.5% de los GEIs emitidos mundialmente provienen del sector pecuario. Esto implica que la ganadería representa una fuente de GEIs mayor que el transporte y que las emisiones domésticas, ambos sectores asumidos por la opinión pública como fuentes de emisión de GEIs.
Prácticamente, en todas las etapas del proceso de producción animal, se emiten y liberan a la atmosfera sustancias que contribuyen al cambio climático. En el año 2006, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) emitió un informe denominado “La larga sombra del ganado”, en el cual se concluye que el sector pecuario es responsable de al menos un 14.5% del total de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (medidas en equivalencia de dióxido de carbono), debido a que emite cerca del 9% del total de las emisiones de dióxido de carbono, un 37% del metano y un 65% del óxido nitroso [Steinfeld et al, 2006].
En el siguiente cuadro se detalla la relación entre cantidades y porcentajes de emisiones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso totales y las correspondientes a sistemas de cría de ganado intensivos o extensivos.
FUENTE: Livestock’s Long Shadow: Environmental issues and options [Steinfeld et al, 2006].
EMISIONES DE CO2:
Del total de emisiones de GEI generadas por la ganadería en el mundo, un 38% del total corresponden a emisiones de Dióxido de Carbono. De ellas un 89% son emisiones relacionadas a la deforestación de áreas boscosas con el fin de transformarlas en pastizales para la cría extensiva de ganado [Steinfeld et al, 2006].
EMISIONES DE CH4:
Del total de emisiones de GEI generadas por la ganadería en el mundo, un 31% del total corresponden a emisiones de Metano medidas como emisiones de CO2 equivalente. Un 84% de ellas proviene de la fermentación entérica por parte del ganado bovino y un 16% proviene de la generación y manejo de estiércol tanto en sistemas extensivos como intensivos [Steinfeld et al, 2006].
EMISIONES DE N2O:
Del total de emisiones de GEI generadas por la ganadería en el mundo, un 31% del total corresponden a emisiones de Óxido Nitroso medidas como emisiones de CO2 equivalente. Un 81% de ellas proviene de la generación y manejo de estiércol tanto en sistemas extensivos como intensivos [Steinfeld et al, 2006].
Elaboración propia. FUENTE DE DATOS: [Steinfeld et al, 2006].
Una de las conclusiones más relevantes a las que podemos llegar es que el 89% de las emisiones de Dióxido de Carbono y el 84% de las emisiones de Metano, están directamente relacionadas con la cría de bovinos. Esto quiere decir que el ganado bovino es exclusivamente responsable por casi el 60% de las emisiones de GEI en todo el mundo y es, a su vez, co-responsable en el resto de las emisiones generadas junto a otras especies explotadas por la ganadería.
Las causas más importantes de emisión de GEIs por parte de la ganadería son:
-
Deforestación: 34% del total de las emisiones globales
-
Generación y manejo de estiércol: 30% del total de las emisiones globales
-
Fermentación entérica del ganado bovino: 26% del total de las emisiones globales
5.3.3. Emisiones de GEI en Argentina
En el año 2012, en Argentina se llevó a cabo un Inventario de Gases de Efecto Invernadero de los sectores Ganadería, Agricultura y Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura (CUSS) de acuerdo a la metodología propuesta por el IPCC, que permitió reflejar la situación particular de nuestro país en cuanto a sus emisiones de GEI. Según este inventario, el sector de CUSS, con un 42%, fue el responsable del mayor porcentaje de emisiones de GEIs. Un 83% de las emisiones de este sector se debieron a la deforestación de áreas boscosas con múltiples finalidades. En segundo lugar, con un 35% de las emisiones, está el sector ganadero, dentro del cual, el 96% de las emisiones provienen de la fermentación entérica. Dentro de la categoría Agricultura, responsable de un 23% de las emisiones totales, el 97% proviene del uso y manejo de suelos agrícolas, dentro de esta categoría está incluida la generación y manejo de estiércol proveniente de animales de cría extensiva [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Elaboración propia. Datos extraídos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la República Argentina – Año 2012.
Volumen 3: Agricultura, Ganadería y Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Por lo tanto, si consideramos que las emisiones provenientes de la generación y manejo de estiércol de los animales de cría extensiva representan un 13% de las emisiones totales, el total de las emisiones generadas exclusivamente por la ganadería es del 48%, a lo cual se deben sumar las emisiones provenientes de:
-
el uso y manejo de suelos agrícolas cuyos cultivos se destinan a la alimentación animal
-
la quema de pastizales y deforestación de áreas boscosas con el objetivo de utilizar la tierra para la cría extensiva de ganado
-
la quema de pastizales y deforestación de áreas boscosas con el objetivo de implantar cultivos destinados a alimentación animal
A nivel nacional, el stock de ganado bovino cuantitativamente más relevante es el destinado a la producción de carne, siendo el stock de ganado destinado a la producción de leche unas 25 veces menor. Los bovinos, por su condición de rumiantes, son los principales contribuyentes a la generación de gases por fermentación entérica, mientras que la contribución de pollos y cerdos se limita principalmente a la generación de estiércol. La evolución de las emisiones de la ganadería al 2030 muestra un incremento relacionado principalmente al aumento de stock de animales requerida para alcanzar el escenario de crecimiento sectorial propuesto por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
En el siguiente cuadro se detallan las categorías que resultan de interés para los fines de este trabajo como fuentes de emisión de GEI.
Elaboración propia. Datos extraídos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la República Argentina – Año 2012.
Volumen 3: Agricultura, Ganadería y Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Categoría A.1. Fermentación Entérica
De acuerdo a la metodología propuesta por el IPCC para el cálculo de emisiones de GEI por fermentación entérica se utiliza la siguiente fórmula:
Donde:
Emisiones: Emisiones de GEI procedentes de la fermentación entérica, en Gg de gas por año
N: Número de animales de la población t, en cabezas
FE: Factor de emisión por fermentación entérica, correspondiente a la población t, en Kg de gas por cabeza y por año.
FACTORES DE EMISIÓN
Para el caso de la ganadería bovina existe una variedad de valores ponderados para el Factor de Emisión por fermentación entérica. Esta variación depende de la región geográfica en la que se encuentran los animales y del tipo de alimentación según la etapa de proceso en la que se encuentran:
-
Cría: corresponde a animales en sistemas extensivos. Población conformada por animales con fines reproductivos.
-
Invernada: corresponde a animales en sistemas intensivos. Población conformada por animales en proceso de engorde con destino a faena.
Para establecer la región geográfica en la que se encuentran los animales, el método se basa en los sistemas modales establecidos por SENASA. Como se puede observar en la siguiente figura, la Región Sur de Santa Fe se encuentra totalmente dentro de la región Pampeana Norte.
FUENTE DE LA IMAGEN: [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
El Metano es el único gas generado por la fermentación entérica en proporciones relevantes. El ganado vacuno genera cantidades muy superiores a las de otras especies. Las aves no generan cantidades relevantes de Metano. A continuación se detallan los Factores de Emisión por fermentación entérica correspondientes a la región Pampeana Norte.
FUENTE: [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Categoría A.2. Gestión de Estiércol
De acuerdo a la metodología propuesta por el IPCC para el cálculo de emisiones de GEI por gestión de estiércol, se utiliza la siguiente fórmula:
Donde:
Emisiones: Emisiones de GEI procedentes de las excretas, en Gg de gas por año
N: Número de animales de la población t, en cabezas
FE: Factor de emisión por excretas, correspondiente a la población t, en Kg de gas por cabeza y por año.
La gestión de estiércoles genera Metano y Óxido Nitroso, cada uno de estos gases tiene su propio factor de emisión de acuerdo a la especie y su ubicación geográfica. Existen dos tipos de emisiones generadas a partir de la gestión de estiércol:
-
Emisiones directas: son aquellas emisiones de Metano y Óxido Nitroso generadas de manera instantánea por deposición de orina y estiércol
-
Emisiones indirectas: son aquellas emisiones de Óxido Nitroso que se generan posteriormente producto del escurrimiento y lixiviación de excretas en contacto con los suelos
Categoría B.1. Fertilización con Fertilizantes Sintéticos Nitrogenados (FSN)
El proceso de fertilización con FSN genera dos tipos de emisiones de Óxido Nitroso:
-
Emisiones directas: son aquellas emisiones Óxido Nitroso generadas de manera instantánea durante el proceso de fertilización
-
Emisiones indirectas: son aquellas emisiones de Óxido Nitroso que se generan posteriormente producto de la volatilización y de la lixiviación o escurrimiento de sustancias nitrogenadas.
Los factores de emisión se expresan en kg de Óxido Nitroso emitido por kg de Nitrógeno aplicado.
En el siguiente cuadro se indica el porcentaje de contenido de Nitrógeno de los fertilizantes nitrogenados más utilizados:
FUENTE: [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Categoría B.2. Fertilización con Urea
El proceso de hidrólisis que genera la Urea el entrar en contacto con el suelo cuando es empleada como fertilizante genera emisiones de Dióxido de Carbono. El factor de emisión de este proceso es de 0.2 toneladas de Carbono en forma de CO2 por cada tonelada de Urea utilizada como fertilizante.
EC: Emisiones de Carbono (toneladas)
M: Cantidad de Urea aplicada (toneladas de urea/año)
FE: Factor de emisión (toneladas de Carbono/tonelada de urea)
Para obtener el valor de Emisiones de Dióxido de Carbono (ECO2) multiplicamos el valor de Emisiones de Carbono (EC) por el factor de conversión molar (44/16).
FUENTE: [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Fertilización con UAN
El UAN es el fertilizante líquido más empleado como fuente de Nitrógeno. Está compuesto por una mezcla de Urea y Nitrato de Amonio y contiene aproximadamente entre un 28% y un 32% de Nitrógeno. La principal ventaja que presenta este fertilizante es que contiene nitrógeno en varias de sus formas posibles (50% como N-amídico, 25% como N-amoniacal y 25% como N-nítrico), por lo que es fácilmente absorbido y aprovechado por la planta [YPF, 2016].
La composición del UAN según su porcentaje de Nitrógeno se describe a continuación:
FUENTE: [YPF, 2016]
Categoría C.1. Conversión de bosques y otras tierras
De acuerdo a Ley de Conservación de Masas enunciada por Antoine Lavoisier (1785), sabemos que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. En este sentido, la cantidad de átomos presentes en nuestro sistema terrestre, por lo general, permanece constante, sólo modificándose a través reacciones nucleares poco comunes en nuestros sistemas biológicos. Los átomos de Carbono pueden encontrarse formando parte de un amplio espectro de moléculas, por un lado es el principal elemento constituyente de la materia viva, pero cuando deja de formar parte de un complejo orgánico, normalmente se transforma en Monóxido o Dióxido de Carbono (producto de una oxidación, como la combustión) o en Hidrocarburo (producto de una degradación anaeróbica). Así los bosques, las selvas, las praderas y los cultivos, sistemas con abundancia de biomasa vegetal, actúan como verdaderas reservas de Carbono y si se produce un cambio en esta biomasa, como el reemplazo de un ecosistema natural por un sistema agrícola, se produce un reajuste en las cantidades de Carbono almacenadas. Para establecer un balance de materia hay que analizar la diferencia entre la capacidad de acumulación de Carbono del sistema antes y después del cambio de biomasa, para entonces poder determinar si se produjo una captura o una emisión de Carbono. Por ejemplo, si se produce la deforestación de un área boscosa para dar lugar a una pradera, la cantidad de Carbono contenida en el sistema original (el bosque) será muy superior a la contenida en el sistema de reemplazo (la pradera), porque la biomasa del pastizal es muy inferior a la biomasa del arbolado. En consecuencia, la reserva de Carbono disminuye y, si los árboles fueron eliminados a través de incendios (lo cual es una práctica habitual), el Carbono contenido en ellos será liberado en forma de Monóxido de Carbono y Dióxido de Carbono y pasará a estar alojado en la atmósfera.
En el caso correspondiente a la Región Sur de Santa Fe, el principal cambio de sistema es de praderas naturales a sistemas agrícolas. Para poder determinar cuál es la relación entre ambos sistemas es necesario conocer los siguientes datos:
Densidad de biomasa de la pradera natural: 13.5 TnMS/Ha (toneladas de materia seca por hectárea)
Densidad de biomasa agrícola (promedio entre los principales cultivos): 10 TnMS/Ha
Cambio de biomasa: -3.5 TnMS/Ha
Factor de emisión por unidad de superficie: 6.42 TnCO2/Ha (toneladas de CO2 por Ha)
Un estudio realizado por la CREA e incluido en el Inventario de Gases de Efecto Invernadero analiza los cambios de biomasa reportados a lo largo de la década del 2000 para cada región climática del país. La Región Sur de Santa Fe se ubica dentro de la región “Templada Húmeda”.
De acuerdo a los resultados arrojados por este estudio la escasa superficie cubierta por bosques nativos que había en el año 2000 en la región climática Templada Húmeda desapareció por completo. Las praderas naturales, que antes sumaban un 27% de las superficies ocupadas por biomasa, se redujeron al 6% al final de la década. Las pérdidas de superficie de praderas naturales y bosques nativos representan la ganancia de superficie agrícola implantada, que durante la década creció desde el 72% al 94% de las superficies ocupadas por biomasa en la región climática Templada Húmeda.
FUENTE: [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
Elaboración propia. Datos extraídos del Inventario de Gases de Efecto Invernadero de la República Argentina – Año 2012.
Volumen 3: Agricultura, Ganadería y Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura [AACREA, FTDT & PwC, 2012].
















